Federico Armas es biólogo en Tragsatec, una empresa pública relacionada con actividades medioambientales y del sector primario, desde hace quince años. Su labor se centra en la prestación de asistencias técnicas para el Parque Nacional de Garajonay. Además, durante la última década se ha encargado de realizar varios proyectos enfocados en la planificación y gestión turística de este espacio protegido de la isla de La Gomera.
¿Qué papel juega Tragsatec en la conservación del Parque Nacional de Garajonay? «Es una empresa pública, reconocida como medio propio de la Administración. Por tanto la administración del Garajonay, que es el Gobierno de Canarias, recurre a Tragsatec para la ejecución de trabajos especializados vinculados a la conservación. Algunos ejemplos son los programas de recuperación de especies amenazadas, la restauración de hábitats degradados, el programa de seguimiento de variables ecológicas o la gestión de la actividad turística en el Parque».
¿Desde Tragsatec tienen en mente lanzar algún nuevo proyecto? «Nuestro objetivo es poner en marcha aquellos proyectos que nos encarga la Administración del Parque. Esta entidad es quien se ocupa de los nuevos proyectos. Una vez que ya están sobre la mesa, desde nuestra empresa aportamos soluciones y herramientas para cumplirlos».
¿Las altas cifras de ocupación turística suponen un riesgo para los espacios protegidos de la Isla? «Los principales problemas de conservación que afronta esta isla son los incendios y la expansión de especies invasoras. La afluencia de visitantes también genera impactos sobre los espacios naturales, y aunque son problemas con una envergadura menor en comparación a los anteriores, es cierto que es necesario tomar medidas para paliar sus efectos».
«La laurisilva es un bosque relíctico»
¿Cómo pueden influir de forma negativa las personas que visitan La Gomera? «Por poner algunos ejemplos, nos preocupa la sobreocupación de los aparcamientos del Parque, porque pueden bloquear el acceso a las pistas forestales que usan los retenes de incendios, las acampadas o el uso de drones».
¿Cómo está la situación del rabo de gato en el Garajonay? «Es un viejo conocido en La Gomera, en Canarias y en medio mundo. Es una de las especies invasoras de las que es más fácil observar su expansión. Su erradicación la considero imposible, pero su control si puede ser efectivo. Sin embargo, requiere muchos recursos económicos y constancia. Desde que se detienen los trabajos de eliminación, la planta se reproduce de forma rápida y reconquista los lugares donde la habían retirado».
¿Qué problemas afronta, en la actualidad, el Parque Nacional de Garajonay? «Hay muy poca conciencia del impacto que el cambio climático puede provocar en el Parque. La laurisilva es un bosque relíctico, las especies de este bosque son supervivientes de una época en la que el clima era más húmedo. Por lo tanto, si el clima continúa volviéndose más seco podría suponer un desastre para este espacio protegido. Además, hemos estudiado un fenómeno que se denomina decaimiento forestal y se da en algunas zonas del Parque. Donde los árboles más grandes se mueren, brotes más pequeños los sustituyen. Aunque aún no estamos seguros de las causas, es probable que el estrés hídrico esté relacionado con este fenómeno».