El profesor Juan Albino Méndez Pérez coordina el grupo de investigación de Ingeniería de Control de la ULL. Su trabajo se centra en el desarrollo de algoritmos para conseguir que los sistemas (plantas industriales, procesos dinámicos, dispositivos mecánicos, económicos, etc.) tengan el comportamiento deseado. Una de las principales líneas de análisis es la inspección de variables fisiológicas en pacientes. En particular, los integrantes de este proyecto llevan ya varios años trabajando en la indagación del proceso anestésico.
Méndez y sus compañeros realizan su labor en colaboración con el Hospital Universitario de Canarias, y pretenden dar respuesta a la necesidad planteada por el equipo sedante. “La idea era introducir las técnicas de automatización para mejorar la administración de fármacos en pacientes sometidos a cirugía bajo anestesia general”, afirma.
La agrupación ha desarrollado soluciones para controlar el nivel de inconsciencia durante las intervenciones: “En las pruebas desarrolladas, el sistema es capaz de mantener al paciente en el estado adecuado de hipnosis para desarrollar el proceso quirúrgico con seguridad”. Méndez expone que “varios estudios clínicos han permitido comprobar la eficiencia de las soluciones propuestas en comparación con la práctica estándar”. Ahora el grupo está centrado en resolver el problema de la gestión personificada de analgésicos durante la actuación en quirófano.
El fin global planteado es el de conseguir garantizar un estado anestésico óptimo
“Esta investigación se enmarca dentro de uno de los grandes retos de la sociedad de nuestro siglo como es el de avanzar hacia lo que se entiende como medicina personalizada, es decir, individualizar los tratamientos atendiendo a las características y necesidades de cada persona”, asevera Méndez.
El fin global planteado es el de asegurar un estado anestésico óptimo: “Queremos que se garantice una monitorización adecuada del nivel de inconsciencia y del dolor intraoperatorio”. Esta es una tarea muy compleja según explica el docente: «Todavía se realiza a través de medidas subrogadas basadas, fundamentalmente, en valorar el estado del sistema nervioso autónomo o de índices derivados del electroencefalograma procesado”.
El ingeniero manifiesta que “durante la cirugía, la analgesia está fuertemente influenciada por los estímulos dolorosos, siendo muy difícil separarla de la anestesia”. Una primera tarea planteada en el grupo es estudiar la correlación de estas nuevas variables (basadas en medidas del EEG, ECG, etc.) con el nivel de dolor observado en el paciente en la práctica clínica. En la siguiente fase se propone sintetizar un modelo que relacione las dosis del fármaco en cuestión con la evolución de estos índices analizados. “Esto permitiría, en última instancia, desarrollar aparatos que permitan tomar decisiones sobre cuáles deben ser las dosis adecuadas para cada doliente en cada instante de tiempo”, argumenta el experto.
“Los objetivos propuestos en este ámbito son de gran interés para la comunidad científica internacional”
Méndez afirma que “los objetivos propuestos en este ámbito son de gran interés para la comunidad científica internacional”. Además, expresa que sus avances evitarán más o menos dosis de la requerida, proporcionando mayor estabilidad en la evolución de las variables y reduciendo el estrés del afectado. Asimismo, los investigadores esperan una mejora en los costes, en términos de gasto en fármacos, uso del quirófano y salas de recuperación.
“A pesar del escaso apoyo para la financiación de esta línea por parte de las distintas instituciones, hemos mantenido una producción científica relevante en revistas de prestigio como Anaesthesia, Control Engineering Practice, Computers in Biology and Medicine o Journal of clinical monitoring and computing”, sostiene Méndez. Ahora su fin es extender la experiencia en el campo de la administración de medicamentos en otras áreas: “Nuevas líneas podrían ser la aplicación en la administración de insulina en usuarios con diabetes o en el control de otras variables fisiológicas”.