Un estudio liderado por la Universidad de Copenhague y la Universidad Técnica de Dinamarca determinó, el pasado 13 de abril, la existencia de GNz7q, un agujero negro supermasivo. Este objeto estelar nació 750 millones de años después del Big Bang, que se produjo hace unos 13 800 millones de años. Asimismo, GNz7q forma parte del «amanecer cósmico». El hallazgo supone un avance para la comunidad científica internacional, pues hasta la fecha no se habían identificado.
Este agujero negro supermasivo presenta una intensa formación estelar debido a que crea estrellas a un ritmo 1600 veces más rápido que la Vía Láctea. Esto lo convierte en el objeto más luminoso de todos los que forman parte del «amanecer cósmico». Además, el GNz7q conecta los brotes estelares polvorientos y los cuásares luminosos, dos poblaciones de objetos estelares. Según las declaraciones del investigador Niels Boht de la Universidad de Copenhague, esta información ayudará a comprender el rápido crecimiento de los agujeros negros supermasivos en un universo primitivo.
Matices al hallazgo
Sin embargo, hay quien aporta matices al descubrimiento. Evencio Mediavilla Gradoplh, del Instituto de Astrofísica de Canarias, comenta que, en realidad, «GNz7q no es un antecesor de un agujero negro, sino un núcleo activo de galaxia rodeado de polvo que se espera que evolucione a un cuásar brillante, una vez expulse el gas y polvo que le rodea».
El hallazgo se hizo con el telescopio espacial Hubble. A pesar de ello, Mediavilla asegura que este tipo de observaciones se pueden hacer con el Gran Telescopio Canarias. En este caso, la absorción atmosférica sería la única dificultad para el instrumento óptico, puesto que podría resultar arduo el proceso de corrección de la muestra.