Cuando se habla del arte, se piensa en algo muy abstracto y general. El arte puede ser desde un cuadro, hasta música o incluso una persona. Sin embargo, para llegar hasta él a veces hace falta encontrarse a uno mismo y crecer. Es así como el polifacético Gio Pellicer, escritor y estilista alicantino, se trasladó a Londres con el fin de evolucionar como persona. «Allí comencé a trabajar y formarme en Zara como Visual Merchandiser durante un año. Me volví con las ideas más claras que nunca a terminar la carrera», dice.
En esa amplitud del arte está la moda. En ella, normalmente, se encuentran personas con un gran conocimiento de la misma que influyen en la vestimenta y el estilo de una gran parte de la población. Sin embargo, el escritor manifiesta que dicha influencia no está guiada por personas, sino por situaciones y experiencias propias. «Son las que te inspiran lo que llevar puesto, como una película. Por ejemplo, me encantan los jerséis de cuello alto negro, porque me inspiran romanticismo. Me recuerdan a París, a tomar un café en una de sus terrazas», explica. De esta manera, confiesa que «puede sonar un poco loco», pero que cree que «este es el motivo por el que cada día vestimos de una manera distinta, porque cada día nos apetece vivir una película diferente», añade con romanticismo.
Por otro lado, la pasión y elegancia de Gio Pellicer se reflejan en su obra L’Harmonie. Tras tres años escribiéndolo, consiguió «darle un sentimiento que hiciese daño solo con leerlo. Muy real. Bonitamente cruel». Una vez más, influye las situaciones de su vida. Por ello, reconoce que su comienzo se debe a la necesidad de plasmar el sinfín de pensamientos que se producía en él, durante aquel proceso de enamoramiento por el que estaba pasando. Sin embargo, esa serie de historias, casi «automáticas», eran promovidas no solo por una situación, sino por una persona: «me inspira prácticamente todo lo que me rodea, pero sobre todo mi pareja», asevera.
Dicho libro está compuesto por pequeños fragmentos que contienen alguna referencia de la libertad. Existen numerosos tipos de libertad, pero «todas evocan a lo mismo», tal y como destaca el escritor. «A sentirse como si fuésemos vapor, para poder elegir qué hacer con tanta vida. Libertad de gritar, o de callarse. De volar, o no. Libertad es elegir tu propio infierno sin que nadie lo haga por ti», concluye con seguridad.