Un conjunto de científicos de la Universidad de Granada (UGR) ha publicado recientemente un artículo de revisión en la revista CA: A Cancer Journal for Clinicians. Esta divulgación ha sido posible gracias a la colaboración de los doctores Manuel Picón Ruiz y Cynthia Morata Tarifa, miembros de la Universidad de Miami. La investigación en cuestión versa sobre los efectos de la obesidad en la progresión y el desarrollo del cáncer de mama, factores sobre los que se ha indagado a través del análisis de los resultados de los estudios clínicos publicados en las últimas décadas.
Según estudios realizados por el IHME de la Universidad de Whashington en Seattle, 2.200 millones de personas tuvieron sobrepeso a nivel mundial en 2015, lo que supone un 30 % de la población. Además, desde 1980, la obesidad se ha duplicado en más de 70 países y ha crecido continuamente en la mayoría. Pero este notable aumento ha contribuido, además, a la aparición y desarrollo de otras enfermedades, como la protagonista de este ensayo. En concreto, este factor incide principalmente en mujeres post-menopáusicas.
De esta manera, la primera parte del artículo resume las relaciones entre ambas dolencias y explica las diferencias en la asociación de la adiposidad con el desarrollo de este tipo de tumores malignos. Así, se han distinguido los casos producidos en pacientes que no han experimentado la desaparición de la ovulación y las que sí y se ha hecho hincapié en la dependencia del subtipo molecular.
La segunda mitad de la investigación aborda una hipótesis que defiende la existencia de mecanismos moleculares relacionados con el exceso de grasa, que permiten activar la producción de estrógenos, promover la formación tumoral y estimular la población de células madres cancerígenas. La suma de todos estos factores impulsa el desarrollo, la invasión y la metástasis de la patología.
Además, se debe resaltar que el tejido adiposo en los individuos con obesidad sufre cambios morfológicos y funcionales, lo que inicia un proceso inflamatorio crónico. Los profesionales incluyen en su estudio, también, la descripción de estas alteraciones (infiltración de células inmunes, factores de crecimiento, etc.) y su implicación en la progresión de la afección.
A modo de prevención, este trabajo demuestra que el incremento de la actividad física se relaciona con un menor riesgo de padecer cáncer de mama y con una mejor resolución del tratamiento. Actualmente, se están desarrollando varios ensayos clínicos sobre las variaciones del estilo de vida que incorporan la pérdida de peso en los procesos curativos de mujeres con cáncer de mama.