Según la Organización Mundial de la Salud los cuidados paliativos consisten en la mejora de la calidad de vida de pacientes que padecen enfermedades potencialmente mortales. Esta forma de aliviar el malestar se aplica en la mayoría de los casos de cáncer, enfermedades cardíacas o pulmonares, esclerosis y demencia. Además, mediante la detección prematura junto con la colaboración del entorno familiar, se puede prevenir el dolor con un tratamiento específico para trastornos crónicos propios de un estado avanzado.
En esta etapa final de la vida no solo se proporciona sosiego a la persona enferma, sino que también se contribuye a la ayuda de su propia realización personal y satisfacción de otras necesidades a través de una muerte intencionada. Si la terapia para modificar su trastorno no da resultado, habrá que dignificar su derecho como individuo en cuanto a una muerte digna se refiere, a través de una valoración ética y moral de los cuidados, bajo el criterio de un juicio profesional.
En la actualidad, la medicina está orientada a posponer la muerte, aunque vela por la subsistencia integral de personas enfermas, incluso cuando esperan la fase final de su vida. Por este motivo, el equipo sanitario que practica cuidados paliativos se expone a un dilema ético, ya que está en la obligación de buscar la salud de sus pacientes, aunque eso suponga acabar con su existencia.
«El suicidio asistido es una vía de escape para quienes deseen aliviar su sufrimiento en la etapa final de su vida»
La eutanasia en España es legal desde del 25 de junio de este mismo año, en los casos que se sufra una enfermedad grave o incurable y un padecimiento crónico. En consecuencia, el hombre que ayudó a morir a su mujer mediante suicidio pasivo en 2019, Ángel Hernández, ha sido absuelto a raíz de la entrada en vigor de esta nueva ley, aunque miembros del gobierno rechazaran su despenalización. ¿Acaso no deberíamos ofrecerle a nuestros seres queridos una muerte digna? En definitiva, el suicidio asistido es una vía de escape para quienes deseen aliviar su sufrimiento por la enfermedad en la etapa final de su vida.
A pesar de que los cuidados paliativos estén normalizados en la sociedad, existe un debate extendido por todo el Mundo en el que se cuestiona la legalidad de la eutanasia, aunque tenga el mismo fin de acelerar la muerte a causa de trastornos que normalmente incapacitan o anulan al individuo. En realidad, lo que diferencia a estas prácticas sanitarias es la razón que mueve a la persona afectada para acogerse al derecho de vivir hasta su máximo potencial físico, espiritual y emocional, compatibles con el estado de su enfermedad.