Conseguir un cuerpo fuerte y musculado de forma natural requiere mucho tiempo. Se necesita constancia a la hora de entrenar y ser consciente de la necesidad de una buena dieta con un determinado número de calorías, proteínas… El camino es duro y para completarlo hay que estar preparado psicológicamente. Sin embargo, como en todos los recorridos, existen atajos. En el mundo de la estética, este camino alternativo recibe el nombre de esteroides anabolizantes, y tienen su riesgo.
Estos fármacos aumentan, en gran medida, el crecimiento de los tejidos (anabolismo). Su definición científica viene a ser la de una sustancia química que en su estructura molecular tiene un anillo tetracíclico de carbono. Ahora bien, no todos los esteroides son anabolizantes. El colesterol, por ejemplo, no lo es pero la testosterona, sí, al producirse de forma fisiológica entre hombres y mujeres. Además, tienen dos efectos, uno de ellos anabólico (creación de tejido) y el otro androgénico, que produce características virilizantes como la del vello facial.
Un problema real, sobre todo entre los jóvenes
Básicamente, en el mundo de la aesthetic, reducen el trabajo de años en meses. Los cánones de belleza reflejados en anuncios publicitarios u otros medios han provocado que esta sustancia, ligada a problemas como la vigorexia, se convierta en un problema real, sobre todo, entre los jóvenes. El especialista en Marketing, Carlos Fanjul, en un estudio de su tesis doctoral La influencia de los modelos somáticos publicitarios en la vigorexia masculina: un estudio experimental en adolescentes, asegura que el 20 % de los jóvenes de los gimnasios en España está dispuesto a utilizar esteroides para lograr, en menos tiempo, un mejor físico. La falta de autoestima o los estados depresivos también son otros de los condicionantes que motivan a tomar la peligrosa decisión de consumirlos.
La fabricación y venta de estos productos está reflejada en el Título XVII de los delitos contra la seguridad colectiva, concretamente en su Capítulo número III del Código Penal. Las multas y los años de prisión provocadas por las infracciones de esta ley, son más suaves si lo comparamos con las conocidas como drogas duras, es decir, la cocaína, el crack…
Los esteroides anabolizantes también tienen un uso médico. Un doctor, por ejemplo, puede recetarlos siempre y cuando sea por un motivo ligado a nuestra salud como: desnutrición (anorexia), quemaduras o cáncer. Todo estando previamente controlado y supervisado por profesionales sanitarios. Cabe resaltar que cuando hablamos de uso médico nos referimos a pequeñas cantidades, ya que su empleo en actividades físicas es masivo. Entonces si la venta de estas sustancias es ilegal, ¿dónde las compran sus consumidores? La respuesta es clara, internet y el mercado negro.
El conseguir ese cuerpo en poco tiempo recurriendo a estas sustancias tiene un alto coste. El exceso de testosterona es peligroso para nuestra salud. Sus efectos secundarios pueden provocar ginecomastia (aumento de las glándulas mamarias), pérdida de libidos (apetito sexual), riesgo de lesiones como roturas musculares y esterilidad parcial que, en determinados casos, puede ser permanente.
Según los especialistas, las secuelas más graves que dejan tras de sí su consumo son problemas hepáticos, por ejemplo, el incremento de probabilidades de cáncer de hígado. Además, también afectan directamente al corazón, es decir, al sistema cardiovascular. Estas sustancias aumentan las posibilidades de sufrir infartos con relativa frecuencia. Aparte, suben el colesterol LDL, el malo, y bajan el HDL, el bueno. Uno es un factor de riesgo y el otro protector.
Todas las federaciones deportivas prohíben su uso porque afecta a la lealtad competitiva y aportan ventajas físicas. Aun así, ¿puede justificarse en algunos casos? Algunos expertos en fitness recomiendan renegar por completo de ellos, ya que consideran que son desleales y afectan a la salud. Otros, los justifican para modalidades deportivas como el culturismo, ya que los físicos que compiten son inalcanzables sin esta ayuda. Sin embargo, este grupo no apoya la utilización de los esteroides para crecer mucho más rápido, muscularmente hablando.
El referente de los jóvenes: Aziz “Zyzz” Shaversian
Conocido por los internautas como el hijo de Zeus. Este joven, nacido en Rusia, se caracterizó por vivir una vida llena de excesos y sobresaltos. Su poca confianza consigo mismo le llevó a los gimnasios junto su hermano Said Sergeyevich “Chestbrah” Shavershian. Allí comenzó su cambio que, en unos pocos meses, ya era muy llamativo. Su consumo de esteroides se destapó por un vídeo en la plataforma de Youtube, pocos meses después de su muerte por un paro cardiaco durante sus vacaciones en Tailandia, con tan solo 22 años.
Esporádico y ególatra son las palabras que definían a Zyzz. Considerado por muchos, tras el histórico Frank Zane, el segundo en poner de moda el trabajo del cuerpo con una extrema preocupación en su simetría y proporción. Una filosofía de vida similar a la del carpe diem.
Representó al primer influencer fisiculturista en las redes sociales. Un agitador de masas que viralizó cada día de su vida, sus mandamientos, dietas, listas de reproducción e incluso varias de sus expresiones como la de mirin, que viene del verbo anglosajón admire (admirar). Olvidando, en cierta forma, su adicción por las drogas (ocultas de cara a su público al igual que el consumo de esteroides). Tras Shaversian, la popularización de los fisiculturistas se extendió por todo el mundo: David Lai, Jeff Seid o Hwang Chul Soon. ¿Dónde está el límite del narcisismo?