Óscar García Poveda es entrenador de fútbol sala desde hace más de 20 años. Nació en Elche, pero su pasión y vocación por este deporte le han hecho recorrer numerosos lugares de España, entre ellos, Tenerife. Llegó a la Isla hace dos años para entrenar al Tenerife Iberia Toscal y le surgió la oferta de llevar la actividad de fútbol sala de la Universidad de La Laguna. Antes ya había dirigido a diversos equipos, entre ellos el Tobarra, el Gasifred Ibiza, el Elche CFS o el Gran Canaria FS. Después de dos temporadas en el conjunto tinerfeño, ha decidido poner fin a la aventura.
¿Cómo llegó a ser entrenador de fútbol sala? «Me viene un poco de familia, porque mi padre fue jugador y desde muy pequeño siempre ha estado el fútbol y el fútbol sala en mi vida. Todo vino en un torneo de verano, mi padre estaba llevando al equipo y en los últimos partidos no pudo ir y me encargué yo un poco. Y a partir de ahí empezó a salir mi idea de ser entrenador. Afortunadamente, después de 20 años, aquí sigo ligado al deporte y realizando lo que me gusta, que en este caso es ser técnico de fútbol sala».
¿Cuál ha sido su trayectoria como entrenador? «Empecé en el torneo de verano que comentaba antes. Y a partir de ahí empecé a formarme. Me fui a Zaragoza los dos primeros años a sacarme el Nivel 1 y 2, un grado medio de entrenador. Y luego, en el último año, estuve en Madrid, en las Rozas, sacándome el Nivel 3. Ahí empezó mi trayectoria a nivel de instructor. Empecé en el campeonato universitario en el año 1997 y a día de hoy ya son 20 años entrenando. Los primeros 8 años compaginé el ser jugador con el ser entrenador».
«Es una propuesta interesante trabajar con chicos y chicas a la vez»
¿Cómo surgió la idea de entrenar en la actividad de fútbol sala de la ULL? «Vine porque hace dos temporadas el Tenerife Iberia Toscal ascendió a la Segunda División de la Liga Nacional. Yo venía de trabajar en los últimos 7-8 años en esa división. Recibí una llamada de ellos y me incorporé aquí en la isla. El primer año funcionó muy bien, y luego, a partir del segundo, me comentaron que tenía la posibilidad de entrenar aquí en la universidad y acepté».
¿Qué balance hace de todos estos meses entrenando en la actividad? «Pues la verdad es que estoy muy contento. He conocido una actividad que no conocía. Dentro de un espacio reducido junta a 20 personas, entre ellos a chicos y chicas mezclados y universitarios y no universitarios. Yo no la había vivido. Anteriormente, había llevado a masculino o a femenino. Es una propuesta interesante trabajar juntos. Desgraciadamente, ya me marcho. Termina mi periplo tanto en Santa Cruz como en La Laguna».
¿Cree que ha habido mejoras entre los chicos y chicas? «Sí, yo estoy contento. Sí es cierto que no hubo la calidad que a mí me hubiera gustado tener en el entrenamiento por el volumen de gente que tenemos. Pero estoy feliz con el trabajo que hemos estado haciendo y quiero agradecérselo a todos. Espero que al final quede en ellos algo de mí, porque algo de ellos va a quedar en mí seguro».
«Estoy contento por el trabajo que se ha hecho en la actividad»
¿Tiene ventajas que jueguen juntos chicos y chicas? «Al final es como todo, es buscar un poco cuál es la vía para que la gente se sienta cómoda. Buscar cuál es la iniciativa o la pasión que le mueve a cada uno de los alumnos. Y creo que en líneas generales el proceso ha sido positivo. Estoy contento de haber estado estos meses con ellos».
¿Por qué cree que es una de las actividades más demandadas en la ULL? «Es un deporte que gusta mucho y es muy dinámico. A nivel nacional es el deporte que más licencias tiene, en él hay mucha gente trabajando».
¿Cuáles son sus futuros proyectos como profesional? «Ahora, de momento, volver a casa, intentar buscar proyectos cerca de la familia y si no puede ser, pues intentaré buscar algo. Al final soy entrenador y me tengo que guiar un poco por dónde me llamen. Es mi trabajo y es lo que quiero hacer. Toca esperar un poco a ver qué surge la temporada que viene».