En algún momento de nuestra vida nos ha llegado la inspiración y hemos pensado en emprender con una idea, una inquietud o una iniciativa novedosa. La opción del autoempleo está presente. El miedo a lo nuevo y a lo desconocido se compensa con el entusiasmo y las ganas de crecer profesionalmente, pero, al final, lo que de verdad frena es el pago mensual de la cuota a la Seguridad Social.
Esta cuota es un porcentaje calculado sobre la base de cotización o sueldo teórico que debe tener una persona trabajadora. Tiene un mínimo y un máximo que cada año establece el Gobierno mediante los Presupuestos Generales del Estado.
En la actualidad, a partir del tercer año, la cuota mínima en España es de 286,15 euros, lo que nos sitúa a la cabeza por el precio más elevado. Sin olvidar que, además de la Seguridad Social, también existen numerosas obligaciones con Hacienda que son derivadas de la fiscalidad de la persona autónoma.
Se cotiza desde el primer día y la liquidación de la cuota se lleva a cabo al término de cada mes. Los 289,30 euros mensuales cubren a la persona trabajadora por cuenta propia en caso de enfermedad común, accidente o enfermedad laboral, cese de actividad y formación.
Si nos comparamos con el Reino Unido, vemos que el coste de base de emprender en España es catorce veces superior. Esto se debe a que una persona autónoma o self employed tiene que pagar una tarifa mínima de 14 euros si los ingresos mensuales no superan los 600 euros o 58 euros mensuales si los ingresos son superiores a 6000 euros. En Portugal, Italia o Bélgica no existe una cuota como tal, sino que se paga en función de los ingresos.
«El coste de base de emprender en España es catorce veces superior al del Reino Unido»
Respecto a las coberturas, sí se observan ventajas respecto a países como Alemania, donde solo se paga si se superan los 1700 euros de ingresos, o el caso de Holanda, donde se abonan 50 euros mensuales. A todo esto, hay que sumarle un seguro médico privado, el cual oscila entre los 150 y 600 euros, así como un plan de pensiones privado. Aunque estos datos, a primera vista, parezcan que dan ventaja a España, el coste mínimo será de 150 euros, por lo que sigue siendo prácticamente la mitad de lo que cuesta emprender en nuestro país.
La mayoría de las personas autónomas que hacen trabajos ocasionales o cuyos ingresos son bajos, consideran que, por parte de la Administración, no se tiene sensibilidad ante un sector que forma parte esencial del tejido económico. Encima, la OCDE nos acaba de dar una cachetada: España será el país europeo que peor se recuperará de la crisis. A esto hay que sumarle que el 51 % del tejido empresarial español lo compone el empleo público.
¿De dónde sacaremos el dinero para salir de esta crisis y para financiar tanto sueldo público?