Hablemos de tres acontecimientos relacionados entre sí que han marcado un antes y un después en la historia. Acontecimientos cercanos que, a día de hoy, marcan la diferencia. Hablemos de los avances de la tecnología, lo cerca que nos permite estar de nuestros familiares más lejanos y lo lejos que no mantiene de los más cercanos. Hablemos de la libertad, de lo importante que es tener ideas y poder manifestarlas, de lo libres que nos sentimos con estas alas que nos da la vida para poder volar de los pensamientos más tradicionales. Hablemos de nuestra intimidad, de ese espacio únicamente nuestro que nos permite la privacidad.
Hablemos de todos estos avances que hoy más que ayudarnos nos limitan. El amor, la pasión, la fuerza, la ira, el respeto, la tolerancia, el placer e incluso la simple sensación que transmite la ilusión, se desvanecen. Todo a golpe de un clic, pero dónde queda la magia de ir a una biblioteca, buscar entre los libros más viejos, sacudir un poco el polvo y ojear las letras que acompañan el peculiar olor de la antigüedad. Ahora todo son abreviaturas, pocas letras y pocos sentimientos. Ya no se abraza, ahora se retuitea. Por no hablar de los vídeos que se graban para el recuerdo y terminan dando la vuelta al Mundo.
Según la Real Academia Española, la libertad de expresión es el derecho a manifestar y difundir libremente ideas, opiniones o informaciones. Una forma idónea para luchar por lo que uno quiere, pero hasta eso ha cambiado. Ahora no se manifiestan ideas revolucionarias, ahora se comparte una foto de todo. Se difunde el almuerzo, el café de la media mañana, las noches en vela y todos los sentimientos a través de una pantalla. Así, lo único que se consigue es estar en boca de todos, que todos sepan qué es lo que haces en cada momento, perdiendo por completo la intimidad y la privacidad, por la que tanto se ha luchado. Los demás nos conocen más que nosotros mismos. Eso es lo único que conseguimos. Tanto es así que, ahora, los partidos políticos observarán nuestros comportamientos en las redes para hacernos llegar propaganda política a nuestros teléfonos.
Con un clic también se pierde todo. Los avances dependen de nuestros límites. Elige quién quieres ser. Tu futuro está en tus manos. Tú decides. ¿Somos libres o esclavos de la sociedad?