Hoy en día, la mujer tiene la oportunidad de pertenecer de forma profesional al mundo de la literatura, pero antiguamente se trataba de un hecho complicado y del que muchas no podían disfrutar. El profesor de Literatura de la Universidad de La Laguna, Ernesto Rodríguez Abad, investiga sobre este tema: “Se ha dejado fuera a muchas escritoras, excluyéndolas de muchos de los manuales y sobre todo en los planes de estudio. A pesar de que en la actualidad tengan estas facilidades, siguen sin incluirlas en la historia de las letras y en las antologías por su sexo, no por la calidad de sus obras”.
Actualmente, Rodríguez está trabajando en un proyecto sobre tres literatas canarias que no han sido recogidas en ninguna antología de la poesía romántica canaria: Victoria Ventoso, Victorina Bridoux y Fernanda Siliuto. Además, es el director del Festival Internacional del Cuento de Los Silos que se celebrará entre los días 5 y 10 de diciembre en dicho municipio.
El docente ha reivindicado la necesidad de que los estudiantes conozcan a autoras tan relevantes como María de Zayas, primera novelista de Europa, «reivindicativa, erótica y de la que poco sabemos, u otras literatas como Feliciana Enrique de Guzmán, primera dramaturga española, o la primera feminista Christine de Pizan, pionera en reivindicar el derecho de educación para el sexo femenino». Precisamente, Ernesto Rodríguez destaca que «a una parte de la sociedad no le interesaba que tuviesen estas libertades». Además, añade, «a pesar de tener un papel preponderante, seguimos sin estudiar a muchas de ellas”.
El profesor Rodríguez subraya que los seudónimos también son una muestra de ese machismo en la sociedad y en el mundo de la literatura. En este sentido, recuerda a George Sand, «una mujer que usa seudónimo, fuma puros y se viste de hombre para poder ir a las tertulias literarias. Ahora todo el mundo la conoce como la amante de Chopin, pero nadie conoce a Chopin como el amante de George Sand. Existen otros casos como María de la O Lejárraga que dejó que su marido Martínez Sierra firmase su obra. Este nunca aceptó que esto fuera así».
“Para construir un mundo actual creo que tenemos que rescatar la verdad del pasado y a muchas escritoras que han tenido valores impresionantes, que deben estar ahí no por cumplir esa cuota de mujeres y hombres, sino por el valor literario y artístico que han tenido”, concluye.