Los lunes después de la jornada liguera cuando veo, leo y oigo los diferentes medios de comunicación deportivos, me da la sensación de no saber qué ha ocurrido realmente a lo largo del fin de semana. Gran parte de las publicaciones giran en torno a lo más polémico como si un gol fue en fuera de juego o si un jugador se enfadó con su técnico. Siempre con el mayor rigor posible, claro. Porque como ya sabemos, cuando lees el Marca o el As nunca encontrarás una noticia negativa contra el Barcelona, y si lees el Mundo Deportivo o el Sport siempre leerás alabanzas a favor del Real Madrid.
La prensa deportiva (no toda, pero sí gran parte) trata de rellenar diarios, informativos y debates buscando polémicas donde no las hay. Muchas de esas supuestas controversias algunas veces son simples rumores sin una fuente fiable que se publican sin ningún tipo de pudor. La razón para ser los primeros en tener la exclusiva, aunque no sea verdad. Pero no se paran a pensar en las repercusiones que habría para el protagonista y para el propio medio si la información es errónea.
Un ejemplo de esto lo tenemos en la noticia publicada en varios periódicos hace un año y medio, sobre el rumor de que el jugador catalán Piqué había recortado las mangas de la camiseta de España, que tenían los colores de la bandera. Al final del partido salió el futbolista mostrando las pruebas de que la información era falsa. Ese caso, como muchos otros, hacen que se pierda cada vez más la credibilidad en el periodismo deportivo.
Como decía García Márquez: “La mejor noticia no es siempre la que se da primero, sino muchas veces la que se da mejor”. Esa afirmación deberían aplicársela muchos periodistas que se han olvidado de su función principal, que es la de informar, pero que solo se quedan con lo banal, buscando tener más audiencia o más lectores.
El motivo de que siga ocurriendo esto es que el público continúa consumiendo este tipo de prensa que sí entretiene, pero no informa. En definitiva, los medios buscan los temas más espectaculares, porque es lo que vende. Las noticias serias al parecer, ya no interesan.
Fotografía: La Jugada Financiera.