Hace ya varios años que Venezuela se encuentra en una situación muy crítica. Los residentes ya no tienen algunos elementos básicos como los medicamentos y la comida para poder vivir. Carecen de seguridad. Esta situación y extrema crisis ha sumido al País en los últimos cuatro años al borde de la guerra civil, y no solo una vez, sino dos. Es por ello por lo que muchas personas han tenido que salir de Venezuela debido a la violencia, la inseguridad, las amenazas, la falta de alimentos, medicinas y servicios esenciales. En 2020 más de cinco millones de habitantes emigraron a otros países, sobre todo de Latinoamérica y Europa.
Jose Félix Gutiérrez y Jairy Bermúdez, junto a sus dos hijas, Samantha , de 10 años de edad, y Sabrina, de 7, conforman uno de las muchas familias que han vivido la situación en primera persona. Como consecuencia de ello emigraron a Canarias, a la isla de La Palma, donde reside gran parte de la familia paterna de José Félix Gutiérrez.
Decidieron salir de Venezuela dejando atrás toda una vida, incluido a muchos de sus familiares. El detonante para tomar la determinación fue la infancia que estaban viviendo sus dos hijas. «Me estaba enfermando al tener que meter a mis dos niñas en una burbuja para que no sufriesen y no poder darles un vaso de leche o un yogurt cada vez que me lo pedían. Me partía el alma», señala Jairy Bermúdez.
Es muy difícil salir de un país en el que has residido toda la vida e irte a un lugar totalmente nuevo, pero es cierto que con la ayuda de personas es más fácil la adaptación. «Ha sido muy complicado. Llegar con una mano adelante y otro atrás ha significado empezar desde cero y todo lo que ello implica. Pero es cierto que con la ayuda de mi familia ha sido todo más fácil ya que nos cedieron una casa. Además me ofrecieron un trabajo como dependiente en una tienda en el pueblo de Mazo y me prestaron un coche», indica Gutiérrez. Por otra parte, una vez llegaron a la Isla Bonita recibieron la ayuda del Ayuntamiento de Breña Alta.
«Extrañamos nuestro país y vivimos cada situación como si estuviéramos allí»
Para Jairy Bermúdez la situación fue aún más difícil ya que dejaba en Venezuela a mucha de su familia. «Estar sin mis padres, mi hermana y sobrinos a los que había visto cada día de mi vida me derrumba, pro sé que desde aquí puedo ayudarlos y eso me tranquiliza. No digo que haya sido fácil, pero en La Palma estamos mejor. Todo ha sido un aprendizaje, pero tengo fuerzas y sé que todo es pasajero», afirma.
José Félix Gutiérrez es ingeniero civil con quince años de experiencia. «Hasta que no convalide mis estudios y demuestre mi experiencia no soy nadie aquí», subraya. Es por ello por lo que halla como dependiente de una librería en la que lleva cerca de dos años trabajando. Sin embargo, su esposa todavía se encuentra en la búsqueda activa de empleo.
Ambos tienen en mente llegar a ejercer aquella profesión que han estudiado y por la que sienten una gran pasión. «Nuestros planes de futuro siempre van a depender de las posibilidades de trabajo, sobre todo el mío. No puedo, ni quiero trabajar el resto de mi vida como dependiente de tienda. Quiero ejercer mi carrera, por la que estudié, a a que le he dedicado gran parte de mi vida y la que definitivamente es mi pasión. La Isla no nos garantiza que podamos hacer lo que nos gusta, pero seguiré en la espera de la homologación de mi titulación para comenzar a buscar posibilidades que me garanticen mejoras en la salida de mi vida y la de mi familia», apunta el ingeniero.
Aunque se encuentren del todo adaptados en La Palma, añoran a su país natal. «Lo extrañamos y vivimos cada situación como si estuviéramos allí, ya que nunca nos hemos desconectado de él. Las redes sociales son las válvulas de escape y las únicas vías de comunicación confiable en el régimen de Nicolás Maduro», lamenta la pareja.