Imagina por un momento que un persona entra en tu casa a sacarse fotos con tu familia y te da gafas de sol para que poses con ellas mientras sonríes. Además, imagina que esto no te pase tan solo una vez, sino que sea parte de tu día a día. Personas extrañas entrando y saliendo de tu vida constantemente. De eso se trata el volunturismo, un concepto que fusiona el voluntariado con turismo.
El objetivo de este modelo pasa por integrarse en comunidades locales para ayudar a su desarrollo. Sin embargo, no todo es tan bonito como parece. Las empresas que organizan estos voluntariados se basan en un sistema económico que depende de las ganancias de los viajes, convirtiendo la pobreza en una atracción turística.
Esta iniciativa se ha convertido en un producto más de la sociedad de consumo. Son viajes para satisfacer una especie de neocolonialismo 2.0. La finalidad de las empresas que lo organizan no es ayudar en el desarrollo de ninguna sociedad, sino hacer creer a su público que van a vivir una experiencia en la que podrán sentir por unos días que están contribuyendo a algo positivo.
Son misiones que no responden a las necesidades reales de la población local. Se hacen solo para que sean satisfactorias a nivel personal y para que se hagan fotos que luego serán publicadas en las redes sociales. Estas acciones pueden llegar, incluso, a empeorar los problemas con los que ya cuentan estas sociedades. Por ejemplo, afectando a la economía local y quitando puestos de trabajos a residentes locales. Para construir un colegio no necesitas a un grupo de personas occidentales sin ninguna experiencia. Necesitas el trabajo de personas formadas para esta labor.
«Estas iniciativas también refuerzan estereotipos humillantes»
Además, este voluntariado afecta de forma negativa al desarrollo psicológico de niñas y niños, pues viven con personas diferentes que vienen y se van cada poco tiempo. No olvidemos que con estas iniciativas también se refuerzan estereotipos humillantes. Un ejemplo de ello es sacar y publicar fotos y vídeos de menores de edad sin su consentimiento o romantizando la pobreza soltando barbaridades como «viven tan felices con tan poco».
Somos responsables de evaluar críticamente nuestras acciones considerando el respeto a los derechos humanos. Viaja si quieres, pero sé consciente de que tus acciones tienen consecuencias. Busca alternativas que no alimenten las estructuras racistas y machistas. Ten en cuenta las necesidades de las poblaciones locales.
Defiendo la promoción de los voluntariados, pero es imprescindible diferenciar las organizaciones legítimas de las que promueven el volunturismo.