El grupo se formó en el año 2006 gracias al cantante. Foto: Dácil Palmero

El tango del Sexteto Milonguero hace vibrar al Paraninfo de la ULL

Música

La agrupación argentina El Sexteto Milonguero ofreció su concierto ayer, domingo 19, en el Paraninfo de la Universidad de La Laguna. Con tres discos y miles de conciertos por todo el mundo a sus espaldas, la banda pisó Tenerife por primera vez tras 13 años de trayectoria. Compuesto por Marisol Canessa y Gustavo Garay a los violines; Alejandro Abbonizio, al contrabajo; Juan Rivero, al piano; Ignacio Claramonte, al bandoneón, y Javier Di Ciriaco como vocalista la formación no dejó indiferente al público tinerfeño.

Pasadas las siete de la tarde, los músicos entraron silenciosamente. Todos menos el cantante. Con el auditorio completamente callado comenzaron a tocar un ritmo muy alegre, típico del conjunto. Mientras la música sonaba, Di Ciriaco apareció en el escenario y empezó a cantar demostrando a todos los asistentes que tiene un voz única y potente.

Cada uno de los componentes del sexteto ponía su vida y su alma en la interpretación. Las miradas entre ellos eran de complicidad y revelaban que disfrutaban de lo que hacían. Tras terminar la primera melodía, la voz del grupo dedicó unas palabras de bienvenida a los allí presentes: «Estamos muy contentos de poder pisar Tenerife, gracias a todos por venir». Además, dio una breve explicación de lo que iban a escuchar en esa tarde-noche de domingo: «Lo que vamos a interpretar hoy es una mezcla de tangos nuevos de composición propia, sonidos de los años 40 y un poco de folklore argentino».

Tangos, milongas y valses que teletransportaron a los presentes a Argentina


Temas como Corazón no le hagas caso, Si pudiera o Eras, eres…, animaban a los espectadores a bailar pero, sobre todo, a sentir los compases que allí se oían. Canción tras canción sin pausa alguna, la habilidad de los intérpretes dejaba a la sala hipnotizada y con ganas de continuar escuchándolos hasta medianoche. Aunque el volumen de los instrumentos estaba bastante alto el vocalista sobresalía por encima de ellos, incluso cuando se alejaba el micrófono para llegar a las notas más intensas.

Continuaron el concierto con Ausencia, una balada muy sentida compuesta por el contrabajista y  con Moneda de cobre, un clásico que tocan siempre y que, por lo general, lo suelen hacer acompañados de una pareja de baile. La variedad de temas que sonaban permitían que el espectador saliera del recital sabiendo distinguir entre una milonga, un tango o un vals.

La emoción se hizo notar en el recinto


Tras unas cuantas canciones más, los músicos abandonaron la escena dejando solitario a Javier. Cantó solo,mientras tocaba la guitarra, Zamba para olvidarte de la carismática Mercedes Sosa. Los presentes enloquecieron tras finalizar el tema, emocionados por escuchar melodías típicas de Argentina.

Acto seguido el resto de los integrantes volvieron a entrar rápidamente, excepto uno de los violinistas y el contrabajista que se hicieron de rogar. Se acercaba la hora de despedirse y decidieron deleitar con Tú… El cielo y Tú…, una de sus composiciones más lentas y que cuenta con un espectacular solo de violín. La presentación de cada uno de los miembros de la banda y el aplauso de los asistentes, que se pusieron en pie,  fueron el punto y final a una velada de domingo llena de ritmo y sentimiento.

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