Es la una de la mañana, salgo del I Love Music Festival luego de escuchar durante más de ocho horas música electrónica. Lo único que deseo es llegar al apartamento para descansar. Llega el taxi, tomo asiento y lo primero que percibo en la radio del vehículo es reggaeton: automáticamente mi compañero entona las primeras palabras del tema. Logré descifrar al intérprete y la canción: Lunay, «Estar soltera está de moda, por eso ella no se enamora». Es la banda sonora que triunfa en España junto con la llegada del trap latino en este siglo: ambos géneros repletas de letras y contenido explícito.
Para muchas personas esto no es música. No obstante, ha irrumpido en las discotecas y en las salas de bailes sustituyendo en poca medida la salsa, cumbia y el merengue. No importa si se sigue o no, está por todos lados, es difícil obviarlo. Menores de 12 años tararean los estribillos que contienen códigos indispensables y juergas para comunicarse entre los jóvenes. Regular su acceso a los adolescentes es complicado debido a las diferentes plataformas digitales para su disfrute; sin embargo, Cuba se ha convertido en el primer país en prohibir su difusión a nivel estatal para proteger la cultura musical del país, decisión recogida en el Decreto Nº. 349/2018. No es es limitar la libertad de expresión, considero que es amparar la dignidad del país, evitar el menosprecio a la mujer y la promoción de la violencia.
Donde suena el reguetón nuestros sentidos se activan: el recuerdo del primer beso en la disco, la canción que estaba de moda cuando te graduaste o cuando celebraste el cumpleaños de esa amiga con quien ya no tienes contacto, los chistes en una fiesta… Canciones con acordes básicos que te inyectan adrenalina en tu personalidad para hacerte bailar, burlando así los tabúes de la sociedad conservadora de Latinoamérica y Europa. Ha creado grupos sociales y culturales, siendo la base de estos y manteniendo su capacidad evolutiva y de persistencia.
Clichés del género
De origen panameño y desarrollado por puertorriqueños, tiene una estructura rítmica básica: dembow, tan solo tres acordes. ¿Por qué no gusta? Desde su expansión a principios de siglo, su contenido con letras explícitas, denigrantes, grotesca y machista, ha estado en el ojo crítico. No contribuye al mejoramiento social y presenta una profundidad nula. Además, las canciones no exigen mucho de los vocalistas. Es música, aunque sea muy pobre con un ritmo repetitivo, cumple con varios elementos: cuenta con una melodía, acompañamiento, silencios y percusión.
A mí me gusta este género, no por ello soy machista ni misógino. De alguna manera hemos achacado estas características al reggaeton sin querer ver que están presentes en otros tipos de música. Las canciones sin sentido y sin mensajes no son exclusivas de una categoría musical. Creo y entiendo que lo que está bien o mal depende de la perspectiva de cada uno. Asimismo, el empleo de elementos básicos que predominan en el género urbano, en parte es gracias a su consumidor.
Ha evolucionado y lo seguirá haciendo musicalmente, siempre y cuando los artistas estén dispuestos a ello, pero la educación y los valores debemos mantenerlos ante su contenido. Podemos disfrutar del baile sin querer vivir los hechos que se reflejan en un disco o videoclip. No es más que ficción, aunque sea desagradable gusta, y mucho.