Tras un acuerdo amistoso entre tribus saharauis y la administración republicana, el territorio del Sáhara pasó a ser conocido en 1934 como Sáhara Español. En 1976, Marruecos, después de su independencia de Francia, inició la invasión del territorio, por lo que España decidió abandonar el lugar, así como lo hicieron muchas personas saharaui que huyeron hacia Argelia. Desde ese momento, el Sáhara Occidental es disputado por Marruecos y la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), de reconocimiento limitado, que pretende celebrar un referéndum de autodeterminación. Este último, aunque es autoproclamado, es reconocido por más de ochenta países. Colombia, Irán, Venezuela y Madagascar son algunos de estos. España, por su parte, siempre se ha mostrado en una posición neutra.
Así, la carta enviada por el presidente Pedro Sánchez al rey de Marruecos, Mohamed VI, en la que le presenta su apoyo al plan de autonomía del Sáhara Occidental, ha causado enojo en la comunidad saharaui residente en España. Sánchez se refiere al plan de autonomía como la opción «más seria, realista y creíble». Sukeina Ndiaye, presidenta de la Asociación de saharauis en Tenerife, actuando como portavoz de su pueblo, confiesa que «sentimos mucha indignación, no lo esperábamos».
¿Qué supondría el plan de autonomía?
La propuesta de Marruecos se presentó a las Naciones Unidas y al Frente Polisario en abril del año 2007, pero no se llegó a poner en marcha en ningún momento. Por su parte, la ONU reconoció el derecho del Sáhara Occidental a la autodeterminación, a que el pueblo decida si quiere pertenecer a Marruecos o, por el contrario, desean la independencia. Pero esta solución tampoco se llevó a cabo.
Este plan se basa en dar autonomía al Sáhara Occidental, pero solo en el ámbito administrativo, económico, fiscal, infraestructural, cultural, medioambiental y en la explotación de recursos. Sin embargo, Marruecos tendría jurisdicción exclusiva en la materia de la soberanía, como la bandera, religión, moneda nacional, en la Constitución y en todo lo relativo a la figura del rey.
El pueblo saharaui no es partidario de este plan. «No seremos súbditos de Marruecos, aunque no quede ningún saharaui», asegura Sukeina Ndiaye. Por su parte, Hamdi Mansour, delegado del Frente Polisario en Canarias, apoyado por Conchi Reyes, directiva de la Asociación Canaria De Amistad Con El Pueblo Saharaui (ACAPS), reivindica que la opción más justa es el referéndum de autodeterminación. «Cualquier alteración que vaya a surgir tiene que pasar por ambas partes, por Marruecos como potencia ocupante y por el Sáhara como ocupada», sentencia Mansour. Según dice, debería quedar en el «contexto del consejo de seguridad de la ONU para encontrar una solución intermedia, que no es ni la de Marruecos ni la del pueblo saharaui».
A pesar de todo, la presidenta de asociación de la comunidad saharaui en Tenerife da las gracias, admitiendo que se han sentido arropados por los partidos políticos, incluyendo el PSOE, y el pueblo español, pero dejando de lado a Pedro Sánchez y a José Manuel Albares, ministro de asuntos interiores. Reyes, Mansour y Ndiaye le piden especialmente al gobierno autónomo de Canarias y a su presidente «que rechace rotundamente la postura del gobierno Central y que, como siempre ha hecho, esté al lado de la justicia, la legalidad internacional y en defensa de la autodeterminación del pueblo saharaui. Que no se ponga del lado del invasor».