Martín Rodríguez Álvaro es enfermero en Atención Primaria en el Área de Salud de La Palma. Además, es profesor asociado en la Universidad de La Laguna (ULL) y forma parte del Grupo de Investigación en Cuidados al Final de la Vida (CUFINvida). Por otro lado, es editor de la revista ENE y coordinador de la sede de La Palma del Grado de Enfermería. El Grupo de Investigación CUFINvida investiga sobre la realidad en torno al mundo del óbito, los cuidados al final de la vida y el dolor del momento. Se encargan de estudiar los instrumentos necesarios para los cuidados y los planteamientos en torno a esta fase de la vida.
Este equipo, junto con el Comité de Desarrollo Diagnóstico de la asociación de profesionales de la enfermería NANDA Internacional, estudió los dictámenes congruentes con la aflicción.
¿Qué ocurre para que ustedes se den cuenta de la necesidad de plantear los nuevos análisis sobre el duelo? «Es algo que surge tras mi tesis doctoral Epidemiología Enfermera del Duelo en Canarias. A partir de ella se redactaron los artículos Los diagnósticos de enfermería del duelo en el ámbito de la atención primaria de salud y la carta al director El duelo no es un diagnóstico enfermero, publicadas en la revista oficial de NANDA Internacional».
«El primer objetivo es despatologizar la pena»
¿Cómo fue colaborar con el Comité de Desarrollo Diagnóstico? ¿Es la primera vez que trabajan con ellos? «Para nosotros ha sido un placer colaborar con el comité de Desarrollo Diagnóstico, de hecho, a raíz esta colaboración he pasado a formar parte de este. Se pusieron en contacto con nosotros para revisar las etiquetas diagnósticas: Duelo, Duelo complicado (estado de aflicción constante) y Riesgo de duelo complicado (prolongación del sentimiento). A partir de ahí se optó por eliminarlos e incluir tres etiquetas nuevas: Duelo no adaptativo, Riesgo de Duelo no adaptativo y Disposición para mejorar el Duelo.
¿Cuál es el principal objetivo al proponer estos nuevos diagnósticos de duelo? «El primer objetivo es despatologizar la pena. Es importante identificar cuándo una persona necesita ayuda o si la experiencia está produciendo un impacto negativo en el doliente».
¿En qué consisten los nuevos diagnósticos? «Estas conclusiones parten de la idea de que el duelo es un proceso de adaptación natural y autolimitado a una nueva realidad que surge tras una pérdida significativa. Además, este proceso de reconstrucción varía de una persona a otra, de una cultura a otra y de una época a otra».
¿Existen otros tipos de pena? «Nuestra idea fundamental es agrupar todos los patrones de la pena en circunstancias normales, no adaptativos (intento del doliente de atribuir el significado de pérdida) y de riesgo (se producen cuando existen muertes inesperadas). Paralelamente, consideramos que el dictamen para mejorar el proceso de superación puede recoger el papel activo del doliente durante el proceso».
«La manera de vivir un duelo se encuentra relacionado al tipo de fallecimiento»
¿El estudiantado de la rama de Ciencias de la Salud debería recibir más información sobre el tema de la pérdida? «Sin duda. El morir y los cuidados al final de la vida deben ser un contenido trasversal en nuestro plan de estudios».
¿Las maneras en las que se vive un duelo se encuentran relacionadas con el tipo de muerte? «Sí. Hay muchos factores relacionados con la manera de la muerte y la forma de vivir la pérdida. Algunos son el tipo de defunción, la edad del doliente, acontecimientos anteriores no resueltos, pérdidas múltiples, falta de una red de apoyo, etc».
¿Cree que la Covid-19 ha influenciado a la manera de vivir las despedidas? «Sí, este tema lo trató Alfonso García en su artículo Duelo y Confinamiento. Él comenta que se impone una limitación de nuestros movimientos y del contacto social en los soportes físicos a los que estamos acostumbrados».
