La catedrática María Pilar Matud Aznar es especialista en Psicología Clínica. Además, es licenciada y doctora en Filosofía y Letras y en Ciencias de la Información, donde ha trabajado junto a Carmen Rodríguez Wangüemert, docente con la misma titulación que la anterior, en el grupo de investigación Género y Comunicación.
La investigadora lleva realizando proyectos de I+D desde 1999, pero en la actualidad se encuentra inmersa en su sexta pesquisa, Género y Salud, desde la cual indaga en la interrelación existente entre ambos conceptos. Desde la corporación se pretende denunciar la diferencia social entre hombres y mujeres, que, según sus estudios, debilita la salud de estas últimas, además de exponer y denunciar el tratamiento de estas cuestiones desde los medios de comunicación.
¿Considera que la gente conoce la diferencia entre género y sexo? «Normalmente se concibe el sexo como las diferencias biológicas entre mujeres y hombres, pero realmente no existen dos únicos sexos. Las personas somos categorizadas en niño o niña al nacer. A partir de ahí, nos educan de manera diferente, nos visten distinto, e incluso el tono de la voz es diferente. Nos moldean de dos únicas maneras, y nos dan juguetes que son distintos también. De esta forma, acabas siendo masculino o femenino, de acuerdo con lo que la sociedad quiere que seas. Esta socialización del género se da desde la infancia, pero continúa durante todo el ciclo vital. Lo que supone que, de las capacidades que tenemos como seres humanos, si eres niña te dejan desarrollar unas y, si eres niño, otras. Incluso si la conducta es la misma, se interpreta diferente si la hace una niña a si la hace un niño. Por tanto, el género no está en la persona sino en la sociedad que la observa».
¿Cree necesaria una enseñanza que tenga en cuenta esta diferenciación? «Al revés, la enseñanza tiene que ser igual para todos los seres humanos. Los medios deben tratar igual a mujeres y hombres. En el último proyecto hemos estudiado los telediarios, y hemos encontrado que las mujeres no aparecen como protagonistas de las informaciones. Cuando aparece una mujer, se la representa con menos poder y autoridad. Por ejemplo, cuando sale una persona de alto rango, es un hombre, cuando sale una víctima, es una mujer. El hecho de que no aparezcan ni como protagonistas ni como fuentes de la información significa que somos inferiores porque lo que no aparece, no existe«.
«Es necesario que los periodistas conozcan y tengan perspectiva de género»
¿Cree que se le da el mismo reconocimiento a la mujer que al hombre en el ámbito de la investigación? «Eso dicen los libros. Se dice que se reconoce más al hombre que a la mujer. La verdad es que nosotros somos un grupo en el cual siempre he sido la investigadora principal, y nos tratan igual a las mujeres que a los hombres».
La existencia del término techo de cristal es objeto de debate en la actualidad. Es decir, la presencia de límites de ascenso laboral de las mujeres en el interior de las organizaciones. ¿Existe el techo de cristal en la Universidad? «Sí, está clarísimo. En la Universidad hay más estudiantes mujeres que hombres. En cuanto a los profesores, el número es igualado, pero conforme vamos escalando, hay más hombres de profesores titulares. Dentro del grupo de catedráticos, no sé si las mujeres llegamos a la quinta parte, a pesar de llevar muchísimos años. Lo mismo pasa con la presidencia del Gobierno. A las mujeres se nos adjudican las tareas del hogar y el cuidado de niños y ancianos. Hoy en día trabajan el hombre y la mujer, pero el hombre al llegar a casa pasa tiempo de ocio mientras que la mujer se dedica a las tareas del hogar. Si el trabajo genera estrés, al llegar a casa el hombre se relaja, la mujer no».
¿Cree que desde el ámbito universitario se fomentan los estereotipos de género? «Sí. Hay leyes que dicen que hay que hacer formación en género y no se hace en el grado de Periodismo, por ejemplo. Es necesario que los periodistas conozcan y tengan perspectiva de género».
Teniendo en cuenta que solo ha habido una rectora en la Universidad, ¿se perpetúan los roles de género y se deja a la mujer en un segundo plano? «Claro, porque hay quien dice que no hay candidatas, y sí las hay. Se presentó Olga María Alegre de la Rosa, muy competente, y no fue seleccionada como rectora. Es un sistema dominado por los hombres, es un techo de cristal».
«Las mujeres y los hombres son todos iguales desde el punto de vista biológico»
¿El hecho de que la tasa de mortalidad de los hombres sea superior a la de las mujeres tiene relación con el papel de la mujer en el trabajo y en la sociedad? «Está claro que los hombres mueren más que las mujeres, excepto en algunos países donde se realizan abortos selectivos a las niñas. No se sabe por qué, hay quienes plantean que se trata de diferencias biológicas y quien cree que puede ser por conductas. Por ejemplo, la masculinidad puede que haga a los hombres comprometerse con deportes de riesgo, beber mucho alcohol, tener sexo sin protección, etc. Está claro que las conductas influyen en la salud. Muchas veces las tasas de mortalidad dependen de los países. En los Estados Unidos mueren más por problemas relacionados con el alcohol, algo que no sucede en países musulmanes. Sin embargo, los hombres jóvenes mueren más por violencia interpersonal».
¿Las mujeres reciben una mala educación sexual y de su propia biología? «Todos. Tanto mujeres como hombres. La tenemos toda la sociedad porque pensamos que hombres y mujeres somos diferentes. No es cierto, cada persona es única y diferente. Las mujeres y los hombres son todos iguales desde el punto de vista biológico. Incluso, diversos estudios psicológicos demuestran que hay más similitudes que diferencias».
¿Cree que los medios de comunicación continúan fomentando los estereotipos? «La sociedad cree en los estereotipos y los medios los refuerzan porque presentan a las personas según los ideales. Si bien es cierto que ha habido políticas en los medios de comunicación para cambiar la representación de la mujer, como la introducción en algunas cadenas de televisión de solo presentadoras en sus telediarios, pero las noticias están redactadas por hombres. En deportes no hay mujeres, es un ámbito completamente masculinizado. Incluso dentro del mundo deportivo, las mujeres que han ganado diversas competiciones no son reconocidas por los propios medios de comunicación».
¿Cree que en los próximos años los roles de género podrán hacerse menos visibles e, incluso, desaparecer? «Puede ser, pero es una tarea social. Por ejemplo, cada vez hay más representación de la diversidad sexual. Desde las series de televisión hay personajes que visibilizan las diferentes orientaciones e identidades sexuales. A lo mejor también se hace con el género. Hay quienes dicen que el feminismo es la mayor revolución silenciosa del siglo XX, y puede que lo sea. El género está en las personas que crean el estereotipo, en las instituciones que te pagan menos por ser mujer, en los gobiernos. Por ello, para cambiar los roles de género, se debe cambiar la sociedad y las instituciones, y los medios tienen que vender esa imagen. Al final, visibilizar es importante».