Hay oportunidades que se presentan una vez en la vida y no podemos desperdiciarlas. Con esa filosofía, Nauzet Ramis Batista se aventuró en la experiencia Erasmus el pasado mes de septiembre hacia la ciudad de Milán, en Italia. Natural de la isla de Tenerife, llevó a cabo los dos primeros cursos del Grado en Bellas Artes en la Universidad de La Laguna. Tuvo muy claro desde el comienzo de la carrera que quería realizar sus estudios en el extranjero durante un año. Por lo tanto, dio el paso sin pensarlo dos veces. «Es cierto que cuando te paras a repasar lo que estás a punto de hacer te da cierto temor. Sabía que si me ponía a reflexionar sobre lo que supone irse solo a otra región me echaría para detrás. Me dejé llevar», subraya. Así fue como el joven tinerfeño se armó de valor y emprendió este viaje.
Tras cinco meses viviendo en esta urbe, no le ha supuesto ningún problema acostumbrarse al modo de vida. De hecho, lo puntualiza: «Mi día a día es parecido al que tenía en Tenerife. Voy alrededor de cuatro días a la semana a la universidad porque me pude montar mi propio horario lectivo. Tras la jornada, suelo ir a mi casa a descansar, dar una vuelta yo solo caminando o en bicicleta, tomar algo con mis amigos, etc».
Además, compagina sus labores diarias con las redes sociales. Para estar más cerca de sus allegados y también dar a conocer sus vivencias lejos de casa, ha creado una cuenta de Instagram dedicada al Erasmus. En dicho perfil, titulado Diario de un Erasmus, publica fotos de los lugares que visita, ya sea en el país o fuera de él.
«El mito de que los Erasmus no hacemos nada es falso»
Durante este año, Ramis realiza sus estudios artísticos en la céntrica Academia de Bellas Artes de Brera. Comenta que sus hábitos han cambiado bastante en cuanto a la actividad lectiva. La diferencia del horario universitario con respecto a España y la lejanía de las dos facultades en las que le imparten las materias marcan su día a día. «Doy clase en dos lugares distintos y bastante alejados entre sí. Las lecciones de una asignatura son prácticamente de cinco horas seguidas sin pausa. En mi caso, el mito de que los Erasmus no hacemos nada es falso», aclara.
El idioma no ha sido un obstáculo para el estudiante. Aunque le surgieron algunas complicaciones en las primeras semanas para entenderse con otras personas, se ha habituado perfectamente. No obstante, explica que se tiene una percepción incorrecta del italiano: «A pesar de lo que se suele decir, es muy difícil. Las primeras semanas no había manera de comprender nada».
Por otro lado, aprecia alguna diferencia con respecto a la institución lagunera en cuanto a métodos de enseñanza y estructura del grado. «En Italia, Bellas Artes no está dentro de lo que es una universidad como conocemos en España, sino que se estudia en instituciones independientes. Se denominan Academias de Bellas Artes. También, poseen una enorme variedad de asignaturas y ramas que al menos en la ULL no hay. Por lo tanto, tenemos un abanico exageradamente enorme de opciones», afirma.
«No veo diferencia entre Bellas Artes de la ULL y la Academia Brera en Italia»
Pero no todo es positivo. Como alumno, piensa que las cinco horas lectivas sin pausas son excesivas y que no se aprovechan bien el tiempo. Además, señala que los contenidos son muy básicos y que aprobar no supone una gran dificultad. Narra que la institución donde cursa tiene muy buena reputación en la ciudad milanesa, pero Ramis no ve una diferencia abismal con el grado que se imparte en la Universidad de La Laguna. Cree que la exigencia es menor que en España. «He tenido materias que para aprobar solo hay que hacer un único trabajo durante todo el cuatrimestre. Las clases son muy poco prácticas, y las instalaciones dejan bastante que desear», comenta.
A pesar de ciertos contratiempos, tiene claro que está viviendo una experiencia maravillosa de la cual disfruta y aprende cada día. El programa Erasmus le ha supuesto una oportunidad de vivir algo positivo en todos los sentidos. Le ha permitido madurar, valorarse y hacer cosas que antes no se habría planteado.
Asimismo, concluye recomendando algo muy importante a los alumnos que estén pensando optar por esta vía: «Ante todo, que se arriesguen, que no piensen dos veces en desaprovechar una oportunidad en el extranjero con ayuda económica. Aunque pueda dar miedo, que vayan a por ello. Una vez llegados al destino, deben tener mucha paciencia debido a que pasarán varias semanas de estrés con papeleos y organizando su año académico. Eso pasa rápido y una vez solucionado, todo es bastante positivo y animador». En definitiva, afirma que es una decisión que vale la pena, porque «poca gente puede experimentar algo así’’.