El intentar descubrir si hay vida más allá de la Tierra es algo que ha traído de cabeza a generaciones enteras de personas. Se imaginan distintos tipos de aliens en el cine, se describen con horror en las novelas y algunos afirman ver ovnis en cuadros del Renacimiento. Pero la ciencia va más allá de la ficción. La Sismología solar y estelar y la búsqueda de exoplanetas son disciplinas que tratan, entre otras tantas cosas, de desentrañar y explicar este secreto.
Clara Régulo Rodríguez, investigadora de esta rama, profesora y miembro de la Comisión Académica de Máster y Doctorado de Astrofísica de la Universidad de La Laguna, ha repasado los descubrimientos que se han presenciado en los últimos años. Además, expone algunas de las directrices de los próximos proyectos e investigaciones que, como ella dice, “van a una velocidad mayor de la que uno mismo podría pensar”.
¿Por qué la Sismología y la búsqueda de planetas son estudios que van de la mano? “La Sismología se basa en el análisis de las ondas que se producen en el interior de las estrellas para poder caracterizarla según ciertos modelos. Y para conocer las características de de un planeta primero tenemos que conocer a la estrella”.
Estos últimos años han sido muy importantes para estas ciencias, se han hecho grandes descubrimientos, han tenido protagonismo varias misiones espaciales… ¿Algo que considere destacable? “La investigación ha avanzado mucho y el método sigue siendo el mismo, pero en estos años la misión Kepler ha sido muy importante. Se lanzó exclusivamente para detectar planetas terrestres porque queríamos descubrir si de verdad éramos únicos… pero si resulta que no hay nada de especial entonces puede haber otros globos que sean similares al nuestro. El satélite ha acabado recabando datos muy buenos para la Sismología. Algunos han servido para definir las edades y la evolución de las estrellas, por ejemplo. Ha conseguido interesantes avances para las dos ramas”.
¿Y cuáles cree que son los grandes descubrimientos y logros de estas disciplinas? “Lo importante es que ha cambiado es nuestra percepción del universo. Hasta el año 1995 no se sabía siquiera si había más planetas fuera de nuestro sistema… ¡y están por todos lados! Según una proyección, podría haber 17 mil millones similares a la Tierra. Como, por ejemplo, Próxima Centauri b, un planeta similar al nuestro que además se encuentra en la zona habitable. Por otro lado, se han descubierto más de 700 sistemas planetarios, pero lo más sorprendente es que no hay ninguno como el nuestro, son todos diferentes. Aunque, sin duda, lo más importante es ese cambio en nuestra percepción”.
Gran época para la exploración
Hay varias misiones espaciales enfocadas en la detección de exoplanetas e incluso se dice que estamos en “la edad de oro”. ¿Cree usted también que pasamos por un buen momento? “Sí. Ahora estamos en el momento más importante. Nos hemos dado cuenta de que lo raro es que haya estrellas que no tengan planetas en su órbita. Además, la investigación está ahora más focalizada y se estudian atmósferas para conseguir detectar vida. Es un método complicado, pero se ha hecho. Se trata de hallar agua de forma indirecta, a través de la variación del tamaño del planeta, no con la observación de agua. De hecho, en un par de años se inaugurará un nuevo telescopio centrado en eso. El estudio va a una velocidad enorme. En unos pocos años hemos pasado de contar los mundos a tener miles”.
¿Qué piensa del último gran anuncio de la NASA, el sistema de la estrella TRAPPIST-1? “Es muy interesante y tiene siete globos tipo Tierra en su órbita de los cuales tres están en la zona de habitabilidad… Sin embargo, se piensa que pueden estar excesivamente cerca del astro y solo muestran una cara, como la Luna. Eso generaría un grave problema climático que dificultaría su habitabilidad, ya que daría lugar a temperaturas extremas. Otro obstáculo es que la estrella es muy pequeña y magnética y eso podría afectar a la vida tal y como la percibimos nosotros. Pero todo eso son parámetros que no conocemos y datos que no tenemos, estamos tan solo en el inicio”.
¿Qué supondría el hecho de encontrar actividad en otros lugares del universo? “Detectar vida sería un antes y un después. Las mayores probabilidades, además, están en nuestro propio sistema, en Europa, el satélite de Júpiter. Encontrar algo allí sería muy importante, porque cuando tienes un solo ejemplo de desarrollo biológico puede ser una excepción, pero si hay dos es que puede haber por todos lados. En estos próximos años la investigación estará centrada en esto. En 2022 se podrá hacer un gran avance gracias a Europa Clipper, una sonda que estará destinada a analizar el satélite. Además, en 2017 comenzará la misión Tess que está destinada a buscar planetas tipo Tierra y también será importante el estudio de la caracterización de atmósferas”.
Si estuviera obligada a decir una cifra, ¿cuántos años pondría de límite para que se encuentren rastros de existencia extraterrestre? “Esperamos y deseamos que en los próximos diez años se detecte vida. Algo que sea significativo, porque se puede presentar en multitud de formas. Pero sí, esperamos que en la próxima década cambie el concepto de ‘estamos solos’ y que tengamos argumentos que lo respalden”.