Los alimentos que más se tiran en los hogares canarios son las frutas, las verduras y el pan. Foto: Lucía M.

De la abundancia al derroche: el ciclo vicioso del desperdicio de alimentos

Sociedad

El desperdicio de alimentos en Canarias es un problema que afecta desde la producción agrícola hasta el consumo final en los hogares. Se estima que en el Archipiélago un 50 % del despilfarro alimentario tiene lugar en las casas, un 30% se produce en restaurantes y entre un 20 y un 25 % se derrocha en la cadena de manipulación, desarrollo y distribución de alimentos. En total, en Canarias, se desperdician por persona alrededor de 30 kilos de comida, unos 250 euros anuales.

No consumir los alimentos tiene repercusiones más allá de las pérdidas económicas evidentes. Cada vez que estos terminan en un vertedero, se malgastan horas de trabajo invertidas. Además de los recursos naturales esenciales para su producción, como el agua y la energía.

Una nueva ley contra la pérdida de alimentos


Las medidas para evitar esta sobreproducción ya están empezando a implantarse. Una futura Ley de desperdicio alimentario ya está en marcha y obligará a las empresas que trabajan con alimentos a contar con un plan de prevención de pérdidas. La ley promueve prácticas responsables en todas las etapas de la cadena alimentaria, desde la producción hasta la consumición en hogares y establecimientos de comida. La prioridad máxima será el consumo humano y esto se hará a través de la donación o redistribución de excedentes alimentarios a empresas, asociaciones, comedores sociales o bancos de alimentos. Las sanciones por incumplimiento pueden llegar hasta los 500 000 euros. 

Miriam Cañada es la responsable de Administración del Banco de Alimentos de Tenerife, una entidad sin ánimo de lucro que se encarga de recolectar excedentes de comida y distribuirlos entre las personas que se encuentran en situación de vulnerabilidad en la provincia de Santa Cruz de Tenerife. «Desde los bancos de alimentos siempre intentamos concienciar de que lo importante es que el alimento no se desperdicie», explica Cañada. Del mismo modo, la responsable destaca que es fundamental que aquellas personas que afrontan la labor de producción «cada vez sean más conscientes de que no puede haber una sobreproducción, porque al final se acaba desperdiciando».

«Cuando se está tirando comida, se está tirando dinero. Hay que ser más conscientes de ello»


Cañada alerta de que la mayoría de alimento se tira en los hogares. «Desde entidades como la nuestra, que trabajamos con excedentes, notamos que las empresas que están en el sector cada vez intentan ser mas sostenibles con la producción», confiesa. La trabajadora afirma que alrededor del 30 % de los productos alimenticios que entran en las casas canarias se acaban tirando. «Con la subida de precios es cada vez más difícil para muchas familias adquirir alimentos frescos, por lo que cuando se está tirando comida, se está tirando dinero. Hay que ser más consciente de ello», reflexiona. Entre las recomendaciones para evitar este desperdicio se incluye hacer una lista de la compra, planificar menús semanales para aprovechar lo que tenemos en la nevera y congelar productos.

Miriam Cañada comenta que desde el Banco de Alimentos atienden a más de veinte mil personas en situación vulnerable. Foto: Lucía M.

La multinacional Lidl fue pionera en Canarias en lanzar, a finales de 2022, una bolsa antidesperdicio. Esta iniciativa hace posible que la clientela pueda llevarse un paquete sorpresa por tres euros que contiene frutas y verduras que no cumplen con los estándares estéticos convencionales, pero siguen siendo perfectamente aptas para ser consumidas. Además, incluye productos que están en envases que han sufrido algún desperfecto, pero sin afectar la calidad del producto. Otros grandes supermercados como Hiperdino, Alcampo o Mercadona también cuentan con proyectos que buscan combatir el desperdicio de alimentos a través de donaciones, programas de colaboración con comedores sociales y campañas de sensibilización. 

Las apps y el desperdicio


Además de entidades que se encargan de distribuir los excedentes alimenticios, existen aplicaciones móviles como Too Good To Go, que combate de manera activa el desperdicio al conectar a quienes consumen estos productos con establecimientos que ofrecen excedentes de comida del día a día a precios reducidos. Las personas usuarias pueden entrar en la aplicación para buscar establecimientos que tengan alianzas con la plataforma en su zona y recoger los alimentos. Estos establecimientos pueden incluir restaurantes, cafeterías, supermercados y panaderías, entre otros. En la isla de Tenerife hay más de treinta negocios inscritos y la mayoría se encuentran en la zona metropolitana.

María Martín, dueña de Sol en Canarias, un supermercado ubicado en La Laguna, considera que estas aplicaciones benefician en mayor medida a grandes cadenas del sector alimenticio, ya que «no pierden tanto dinero con estas iniciativas». Martín sí reconoce que «al final estás comprando algo mucho más barato, y eso a la gente le gusta». La dueña también destaca que aquellas personas que van a recoger un pedido a su negocio suelen, además, comprar algo en la tienda. «Viene mucha gente joven que se acaba de independizar a llevarse pedidos. Siempre suele ser gente que lo necesita, aunque hay otras personas que lo piden por curiosidad», explica. 

El establecimiento ha salvado más de quinientos packs con la plataforma To Good To Go. Foto: Lucía M.

Cuando los alimentos no pueden ser consumidos debido a su mal estado son descartados. Sin embargo, existen alternativas más sostenibles para gestionar su deshecho. Una opción es el compostaje, donde alimentos como las hortalizas se descomponen de manera natural y se convierten en compost, un fertilizante orgánico utilizado en jardinería.

Desde Mercatenerife, un mercado mayorista de frutas y verduras situado en Santa Cruz de Tenerife, vital para la economía de las Islas Canarias, en 2022 se generaron mas de 1 000 000 kg de residuos que pudieron ser reciclados. «Tenemos un punto limpio en Mercatenerife para residuos orgánicos, de papel, de madera y plásticos en el que movemos mucha cantidad», expone Alejandro Fernández, su gerente. Una vez localizados estos residuos, muchos son convertidos en abono orgánico, idóneo para la agricultura canaria. «Muchas personas del sector  agrícola que tienen un espacio en Mercatenerife ya están aprovechando sus propios desperdicios para generar abono o compost», comenta Fernández.

La tarea de combatir este problema


Para evitar este consumo masivo de alimentos es fundamental que exista una concienciación y educación en la sociedad canaria sobre prácticas de compra y consumo responsables. También, que se tomen medidas tanto individuales como colectivas, ya que, la lucha contra el desperdicio de alimentos no solo se encuentra en manos de aquellas personas que producen y distribuyen, sino que también recae en las elecciones y acciones diarias de quien consume. Desde planificar las compras de manera inteligente hasta utilizar sobras y compostar, cada pequeño gesto suma en la labor de abordar el desperdicio.

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