Daniela González y Paola Gómez, dos estudiantes procedentes de Venezuela y Colombia, respectivamente, se matricularon el pasado mes de septiembre en el Máster en Intervención y Mediación Familiar Social y Comunitaria que se imparte en la Universidad de La Laguna. Ante la situación de pandemia que se está viviendo, la posibilidad de volver a sus respectivos países y continuar sus estudios de manera telemática, se ha visto interrumpida por el cierre del espacio aéreo. Tras haberse puesto en contacto con las aerolíneas y sus consulados, muchos de los afectados siguen a la espera de algún vuelo humanitario.
Ambas alumnas llegaron a la Universidad gracias al convenio con la Asociación Universitaria Iberoamericana de Posgrado (AUIP). El organismo les proporcionó, en el mes de noviembre, «una ayuda para contribuir a pagar los gastos necesarios durante el curso académico». A esto se le unía el apoyo monetario de sus familias, pero debido a la crisis mundial actual han dejado de recibir todo tipo de ayuda económica desde el último mes de febrero.
Otro inconveniente con el que se encuentran fue con la administración de la Institución. Empezadas las clases, las dos alumnas seguían sin estar matriculadas en el sistema, sin poder acceder al material virtual durante tres semanas, y con una deuda, que afecta a tres estudiantes más, que aparece en el sistema por no haber pagado la matrícula. Los afectados han aportado las evidencias que demuestran que no existe tal débito, y a día de hoy, sigue sin corregirse. «Hay miedo por si no podemos presentarnos a esta convocatoria», afirman.
«Seguimos sin tener respuesta a nada y no recibimos ayuda»
La estudiante venezolana tuvo la oportunidad de hablar con Dolores Morera, directora del Secretariado de Prácticas Externas y Alojamiento, sobre sus circunstancias en la Isla y asegura que van a intentar buscar, por todos los medios, ayudas para su situación. Si algo agradecen es la «gran compresión e integración» por parte del cuerpo docente y de sus compañeros desde el primer día.
Esta crisis sanitaria también ha cerrado fronteras. Al no poder volver a sus países, se han puesto en contacto con sus respectivos consulados en Canarias. La respuesta no fue positiva ya que las animan a seguir a la espera de algún vuelo humanitario. Según la declaración de una de ellas, están «a la deriva porque seguimos sin tener respuesta a nada y no recibimos ayuda».
En resumen, hoy en día, muchos estudiantes luchan por conseguir los recursos necesarios para poder terminar sus estudios en otro país, como es este caso, pero el sueño se ha visto alterado por la situación del COVID-19. «Primero, teníamos la incertidumbre de saber si nos evaluarían presencialmente, cuándo íbamos a retomar las actividades. Ahora, la incertidumbre es saber cuándo podemos volver a nuestros países», aseguran las jóvenes.