Con un simple clic ya estamos entrando en un mundo de persuasión. Un solo click para desordenar por completo todo aquello que pasa por nuestras cabezas. Con un solo botón, presión o selección. Vivimos en un mundo que cambia a diario y está aferrado a la tecnología y medios de comunicación.
La sociedad está sometida a la era digital. Nos pasamos el día conectados al móvil, hablando por las redes sociales, interactuando con los medios de comunicación ya sea telediarios, programas de entretenimiento o series de ficción. Estamos involucrados en el consumo masivo de la tecnología. Cada uno de nosotros tiene un teléfono móvil con conexión a internet. Todos vemos la televisión por el día. Estamos enganchados.
Los diferentes instituciones, empresas, asociaciones, grupos, personas… tienen una cuenta en una red social. Es la forma de darse a conocer y tener éxito. La viralidad es fundamental hoy en día. Tenemos todas las herramientas adecuadas y las prácticas perfectas para desenvolvernos en la red. Pero, ¿nos damos cuenta de la fuerza que tiene internet? ¿Somos conscientes de las repercusiones y consecuencias que se producen una vez entramos en este mundo?
Nadie mejor que nosotros mismos conoce las responsabilidades que conlleva su utilización. Desde los más jóvenes hasta las personas mayores, consumimos todo tipo de productos de comunicación masiva. Los niños nacen con la tecnología en las manos y pronto empiezan a usarla con facilidad.
Muchas veces nos dejamos influenciar por lo que nos dicen en esas pequeñas pantallas. Vemos como a través de ellas nos hablan una y otra vez, nos transmiten un mensaje y nos lo creemos. Somos influenciables y creadores. Somos opinión y damos libertad a la lengua. Y nos gusta.