Con la llegada de internet la cancelación en redes se ha disparado hasta el punto de llevar la contraria de manera sistemática a cualquier comentario. Muchas de las críticas no tienen razón de ser. Se basan en argumentos tirados desde la envidia. Plataformas como X e Instagram están inundadas de comentarios de odio hacia personas públicas. ¿Hasta dónde vamos a dejar llegar las opiniones en redes sin ningún tipo de fundamento? ¿Hasta cuándo se va a permitir escudarse tras una identidad falsa con el único objetivo de hacer daño?
La cultura de la cancelación es el fenómeno social que busca criticar a personas cuyas ideas o comportamientos tienen una opinión contraria a la generalizada en la sociedad. En un primer momento, fue considerada una forma de dar cabida en el mundo a las minorías y evitar los comentarios fuera de lugar.
«Los haters han alzado la voz en redes y se escudan en perfiles falsos desde los que no tienen reparos en realizar comentarios hirientes»
Los llamados haters han alzado la voz en redes y se escudan en perfiles falsos desde los que no tienen reparos en realizar comentarios hirientes. No tienen miedo a las consecuencias de sus palabras. Supone un peligro para la sociedad la oleada de comentarios negativos que reciben las publicaciones en redes sociales. Consiguen que una parte de la sociedad sienta pánico a la hora de dar una opinión sobre algún tema. ¿En qué lugar dejamos la libertad de expresión?
Es intolerable el odio constante traducido en insultos a cualquier personaje del ámbito público. Una de las personas más afectadas en los últimos tiempos es la futbolista Jenni Hermoso, que ha publicado en Instagram las amenazas y los insultos que recibe: «No te toco ni con un palo, no vaya a ser que me denuncies». El jugador del Sevilla FC Lucas Ocampos recibió una agresión sexual de parte de un aficionado del equipo rival. «Si pasa en el fútbol femenino sabemos lo que puede llegar a pasar», aseveró el futbolista para los micrófonos de DAZN en referencia al trato recibido por Jenni Hermoso.
Debe ser imprescindible actuar para evitar el odio desmesurado. Las propias compañías de mensajería instantánea deben ponerse manos a la obra. Es fundamental poner límites al odio irracional propagado por las redes sociales. Tratar el tema como una necesidad en la que mejorar y controlar los comentarios en las redes. Poner nombres e identificar a los que actúan de manera deleznable.