Arístides Moreno es un cantautor canario, procedente de la localidad de Gáldar en Gran Canaria. Lleva más de veintisiete años ligado al mundo de la música, en los que ha dejado un legado de cinco discos, entre los que se encuentran varios clásicos de la cultura de nuestras Islas como Cangrejiando o Posición Horizontal. La mayoría de sus trabajos se ligan a la crítica humorística sobre los problemas sociales que se viven en el Archipiélago, aunque también trata frecuentemente la generación de emociones en su público.
¿Cómo se vinculó con el mund0 de la música? «Fue en casa. Todos mis hermanos oían música y me la trasladaban. Por otra parte, mi padre, que apenas sabía leer y escribir pero con una familia muy festiva, como mi tío por ejemplo que tocaba la guitarra y cantaba. De pequeño teníamos unas casetas con las que dormíamos en la playa y solíamos hacer tenderetes y pequeñas fiestas en las que me hacían cantar. A partir de la fiesta, nace el sentido que yo le doy a la mía».
¿Cómo se definiría a sí mismo como artista? «Principalmente redefiniría ese concepto. Para mí un arte es todo aquello que se haga con amor y esmero, sea basurero, ingeniero o lo que sea. Dicho esto, simplemente me considero un trabajador que en cada disco o concierto hago lo mejor que sé hacer de mí y pongo lo mejor de mí para la gente que me quiere escuchar».
¿Por qué se centra en tratar los problemas de las Islas? «Es fundamental que cada uno hable de la realidad que vive y de la realidad en la que está. Hay una parte muy importante, a mí me pagan por ir a tocar y demás, pero hay una parte de servicio con la sociedad que tiene que aportar al crecimiento. Antes trabajaba más con lo que pensaba y era más específico en la reivindicación, aunque ahora que trabajo más con lo que siento me doy cuenta de que lo que pensamos nos separa y lo que sentimos nos une, ya sea amor rabia tristeza alegría… Al final es lo que nos hace humanos».
¿Cuál es su objetivo con la música? «Como digo, es un servicio. No es solamente tocar y cantar, eso es algo mecánico, pero intento acercarme a aquellos que tal vez no les gusta lo que hago o a un público que no entiende muchas cosas. Facilitar ese acercamiento, conseguir que la gente se conecte conmigo y con muchas cosas cuando hablo de la muerte o de la vida. Con que conecten diez segundos con esos temas me doy por satisfecho».
«Intento mantenerme en nuevos sonidos gracias a la ayuda de mis hijos»
¿Sigue algún proceso mental para elaborar sus canciones? «No lo definiría como un proceso mental sino integral, donde funciona la emoción y el pensamiento. Eso hace que mi espacio esté abierto a que la información caiga. A veces tarda años, otras veces minutos, pero termina bajando».
¿Se identifica con algún género musical en concreto? «No distingo mucho los géneros musicales, cada canción trae su sentido, seguramente este más ligado con la música retro, pero intento mantenerme en nuevos sonidos gracias a la ayuda de mis hijos. Me considero bastante ecléctico en cuanto a gustos musicales».
¿Hay algún disco al que le tenga especial cariño? «Los discos son como los hijos, no quieres a uno más que otro ni de la misma forma, cada forma de amor es diferente. Ciertamente hay un disco donde yo quizás más alma le puse, Espectro Lumínico. Me gustó muchísimo pese a ser el disco que menos se ha vendido, pero me representa mucho. Por otra parte, mi penúltimo disco Shinco por ser en un momento emocional muy fuerte. El primero es el primero, es un discazo y es el que me colocó donde estoy todavía».
¿Está trabajando en algún proyecto? «Ahora mismo estoy acabando un disco, su nombre es Abrassongs y es compartido con la 101 Brass Band y que presentaremos el 12 y 13 de mayo en el Festival Mueca del Puerto de la Cruz. Es un disco colaborativo donde lo que hacemos es tocar mis greatest hits más tres canciones nuevas. Es muy divertido y ameno, fácil de escuchar y con una instrumentación y una arreglada que hace que los temas cambien completamente y, para mi parecer, mejoren».
«En algún momento espero poder dar una sorpresa sacando un trabajo con alguien de los nuevos»
¿Tiene alguna referencia inspiratoria en su vida? «Cada uno de mis hermanos aporto su música a mi haber. Entran un monto de músicas y formas, desde Manolo Escobar a Juanito Valderrama, Bob Dylan, los Beatles, Bruce Springsteen… También música sudamericana como la salsa, que seguramente fue lo que más me influyó. Si me tuviera que quedar con un nombre te diría Rubén Blades. Por mi propia cuenta me influencié muchísimo del jazz. Me considero una mezcla de todo».
¿Sigue la nueva escena musical de las Islas? «Por supuesto. Siento mucho orgullo y satisfacción porque está saliendo mucha gente increíble. Me hace pensar que estoy fuera de fecha, aunque ayer mismo estuve escuchando a artistas como La Pantera y Quevedo. Me encanta la gente de Locoplaya o Cruz Cafuné, entre otros. Me llega con mucha facilidad esta nueva ola y en algún momento espero poder dar una sorpresa sacando un trabajo con alguien de la nueva ola».
¿Se quedaría con algún momento de su carrera? «Siento que está por venir, pero he estado en todos los grandes festivales de Canarias, he estado en todas las Islas, he estado en todos los pueblos, compartí escenario con Jarabe de Palo, con Los Delincuentes… He tenido muchísima suerte. No sería capaz de quedarme con un momento, la consecución de todo es lo que ha hecho que sea lo que soy. Me quedo con las personas que vienen a mostrar sus emociones a mis conciertos».