Ana Marante es alumna del grado de Filología Hispánica en la ULL. Foto: PULL

Ana Marante: «Me gusta convertir mi mezcla de sentimientos en palabras»

Cultura / Ocio

«La Laguna es un lugar que me inspira de siempre, desde que empecé a escribir»

Ana Marante González es estudiante del grado de Filología Hispánica en la Universidad de La Laguna. Recientemente se clasificó en segundo lugar en el III Concurso Literario LGTBI celebrado en La Laguna con el microrrelato Amar a Amelia. Su pasión por la literatura comenzó desde muy joven y a lo largo de su trayectoria ha recibido otros premios como el de Narrativa Breve Lorenzo Silva con Querida Mamá y en 2019 obtuvo la mención especial del Premio Internacional de Poesía y Narrativa Miguel Fernández, con el relato A los escarabajos no les gusta el whisky.

Su mayor inspiración proviene de sus experiencias personales. Según ella, convertir los sentimientos en palabras ayuda a poder entenderse y darle forma a lo que uno le afecta. «Muchas veces escribir es terapéutico porque es una forma de organizar como me estoy sintiendo y entenderme mejor. Es una forma de desahogarse», explica. En su escritura también influye la ciudad de La Laguna, lugar en el que se crió, además de los elementos de la naturaleza, en especial el mar.

Sus referentes provienen de la literatura del siglo XX, particularmente de la hispanoamericana. Para ella los artistas de esa época conseguían una armonía entre contenido y forma, dos elementos que considera esenciales. Destaca a Blanca Varela y a Alfonsina Storni por la expresión de imágenes impactantes en sus obras, a pesar de su preferencia por el surrealismo, le encantan las vanguardias españolas. El autor canario Agustín Espinosa dejó marca en ella. «Leí Crimen en segundo de carrera y para mí fue una obra que marcó un antes y después en mi forma de escribir», confiesa la escritora.

«Una vez cada seis meses vienen las musas y de repente me inspiro muchísimo»


Admite que se suele encontrar con obstrucciones a la hora de escribir, pero eso no le frena. «Una vez cada seis meses vienen las musas y de repente me inspiro muchísimo, pero el resto del año estoy con bloqueos creativos», aclara, para añadir que «lo que hago es mantener la calma, yo soy consciente de que todo autor tiene bloqueos creativos». Confiesa que pese a querer vivir de sus propias obras, lo que le apasiona es la enseñanza y le gustaría trabajar con ambas destrezas.

En cuanto al futuro, piensa seguir trabajando en una novela que comenzó mientras estaba en Salamanca de intercambio y tiene como propósito acabarla antes del próximo verano. «Quiero que tenga tintes de realismo mágico, pero también de reflexión en la vida», ultima la escritora.

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