Un artículo publicado recientemente en el periódico El País, escrito por Daniel Verdú, habla sobre el debate en el que está sumida toda Italia después del decreto que publicó el primer ministro, Giuseppe Conte, donde se regulan las visitas a los allegados a partir del lunes 4 de mayo. El término utilizado en el decreto para referirse a esas personas incluye ascendientes, descendientes, cónyuges, hermanos, tíos, sobrinos… pero excluye a los primos, amigos o novios. Tras la rectificación del primer ministro se adhirió las parejas a la lista. Ahora, el problema está en demostrar la solidez de la relación de pareja.
En primer lugar, me gustaría hacer un apunte. El decreto excluye a los amigos, pero incluye a todo tipo de familiares. No sé dónde está escrito que a los familiares se les tiene en más estima que a los amigos. Es curioso cómo se cuantifica el amor en función de los lazos que se tienen con una persona y no por el afecto en sí.
He conocido amigos que se quieren más que a los hermanos. He visto a madres llorar por la indiferencia de sus hijos. He visto a parejas jóvenes más unidas que matrimonios de treinta años. Y es que ni los años ni los lazos de sangre determinan el amor por una persona.
Nuestra responsabilidad, ahora, pasa por no bajar la guardia, respetar las limitaciones y ser solidarios
Dejando el debate filosófico sobre el verdadero sentido del amor, me viene a la cabeza un tema distinto. Lo realmente importante deberían ser las medidas de seguridad que se vayan a tomar. Respetar el distanciamiento, hacer uso de mascarillas y guantes… Siendo objetivos, no importa si la persona que vamos a ver es nuestra madre, nuestra pareja, un primo lejano o un amigo, siempre y cuando las medidas que se adopten sean las adecuadas.
Es cierto que la situación a la que me refiero se da en Italia, pero bien podría suceder en España. Nos encontramos en un punto decisivo, el momento de avanzar a la llamada Fase 1 de la desescalada donde abrirá el pequeño comercio, se podrá ocupar terrazas, con limitación de aforo, y se permitirán las reuniones de un máximo de diez personas, entre otras medidas que aliviarán el confinamiento. Nuestra responsabilidad, ahora, pasa por no bajar la guardia, respetar las limitaciones y ser solidarios.