Llegó el día de la final del Trofeo Rectora de fútbol sala masculino. Tras el parón pandémico, se disputó ayer, viernes 1 de abril, a las 12.00 horas, en el pabellón central de la Universidad de La Laguna. Se enfrentaba Alejandro y amigos contra el Barsa de Pep, dos equipos que arrasaron en las jornadas previas del torneo. El conjunto victorioso llevaba equipación azul mientras que sus rivales iban de blanco. El resultado de este magnífico encuentro fue de 4-4, decidiéndose en una emocionante tanda de penaltis a favor de los locales.
El partido arrancó de un modo frenético. Tan solo en el minuto tres, los de azul se adelantaban con un golazo desde fuera del área. Pese al control total del equipo blanco, sus rivales eran los que seguían generando ocasiones. No mucho tiempo más tarde, en el siete de la primera mitad, los visitantes igualaban el marcador en una jugada ensayada de falta.
Con el partido empatado y habiendo marcado el gol reciente, el Barsa de Pep empezó a presionar arriba, provocando pérdidas del equipo rival. Al cabo de unos minutos, y algo inesperado por su poco control de balón, el combinado azul encadenó buenas jugadas y se sacó de la manga un derechazo que terminó en gol, logrando adelantarse una vez más en el marcador. Justo antes de llegar al descanso, un futbolista del conjunto blanco realizó una jugada individual por banda izquierda, recortando hacia dentro y marcando un golazo para terminar el primer tiempo con empate a dos.
La final estaba más emocionante que nunca. El árbitro se disponía a pitar el inicio de la segunda mitad. La grada animaba sin parar en cada ocasión. Un jugador del conjunto visitante desbordó por la banda derecha y sacó un disparo cruzado hacia la escuadra de la portería, se adelantaban 2-3 al comienzo del segundo tiempo. A partir de este instante, el equipo blanco empezó a dominar el juego con la tranquilidad del resultado a favor.
Tras algunas jugadas, Alejandro y amigos perdió el balón en una jugada desorganizada y los visitantes realizaron una buena transición de ataque que dejó solo a un jugador en el segundo palo para empujarla a placer y marcar el cuarto. Las cosas parecían complicarse para los locales, pero el pabellón rugía apoyándolos. En el minuto 42 el equipo azul reaccionó rápido y marcó el 3-4, recortando la distancia y viniéndose arriba. A falta de dos minutos de finalizar el encuentro, el combinado local consiguió empatar el partido. Los jugadores celebraron eufóricos con el público ese tanto.
Los nervios se palpaban en el terreno de juego, tanto por parte de los equipos como por la grada. Casi al acabar el encuentro, por la intensidad del momento, se produjo una falta dura cometida por un integrante del equipo azul que fue sancionada con tarjeta roja. El jugador agredido protestó contra el colegiado y este optó por sacarle la segunda amarilla, siendo expulsado también. Ambos rivales aguantaron en pista con uno menos hasta el pitido final.
La final del Trofeo Rectora de fútbol sala masculino se decidió en una tanda desde los seis metros. Cada equipo lanzó tres penaltis que, finalmente, desnivelaron la balanza hacia los locales. Después de un partido muy emocionante, Alejandro y amigos logró hacerse con la victoria.
