Coriolano González Montañez ganó el premio de poesía Julio Tovar en la edición de 2018. Foto: Manuel Fuentes

«Al escribir no busco reconocimiento, sino conocimiento propio»

Cultura / Ocio

Como cada 23 de abril, hoy se celebra el Día Internacional del Libro. Sin embargo, lectores y escritores lo vivirán de forma diferente. Coriolano González Montañez pertenece a este segundo grupo. Es autor de numerosos libros: Las montañas del frío (2005), Mapa del exilio (2016) o Mapa de la nieve (2019), entre muchos otros. También ha ganado varios premiosl, como el Félix Francisco Casanova (1984), Ciudad de La Laguna (1987) , Pedro García Cabrera (2014) o el Julio Tovar (2018).

Para González Montañez la relación con la literatura comenzó desde pequeño, en su casa siempre hubo libros y se fomentó el gusto por la lectura. Pero «otro asunto es escribir», indica. Considera que todos escribimos alguna vez, ya sea a través de una carta o de una red social. «La expresión del mundo interior es algo consustancial al ser humano y necesita cauces de expresión», y desde que él empezó, encontró una sensación de creatividad que se mantiene hasta la actualidad. Esta sensación es la que lo llevó a escribir sus obras.

El primer poemario que publicó fue colectivo. Lo realizó junto a los ganadores del premio Félix Francisco Casanova, y aunque no llegó a distribuirse, se considera afortunado por esta publicación. El Félix Francisco Casanova fue el primero de bastantes premios y aunque cada uno cuenta con sus propias anécdotas y recuerdos, asegura que de todos se siente orgulloso.

«Quien busque la fama en la literatura está equivocando sus pasos»


A pesar de su amor por las letras mantiene una posición firme. «La literatura en general y la poesía en particular no son valoradas. Y eso forma parte de su propia naturaleza. La literatura es de pocos y la poesía de menos aún», asegura el autor. Afirma que él no escribe buscando un reconocimiento, y que quienes lo hacen están por el camino errado. Cuando se le pregunta sobre las obras de los nuevos escritores jóvenes responde que «hay que tener en cuenta a todo el que aporte».

González Montañez imparte un curso de poesía en la Escuela Canaria de Creación Literaria y asegura que le gusta «conocer qué hacen otras personas, leer y escuchar a gente joven». Esto hace que esté abierto a los nuevos cauces que pueden surgir de la literatura, como la escritura en las redes sociales o el rap. «El arte es innovación», asegura, y «no puede tener vendas». Así como existe poesía buena o mala, también hay letras de canciones o versos en línea que son mejores o peores.

En cuanto a las limitaciones literarias explica que «si la poesía ya de por sí tiene una limitada difusión, la insularidad la acrecienta». También da su opinión sobre la lectura a través de Internet. Ve a la red como un «cauce de difusión que no existía antes». Y piensa que favorece a la distribución y difusión de las publicaciones. Considera que en el mundo literario no debería existir competencia, pues como dijo anteriormente, el objetivo no es la fama. Cree que «la labor del lector es la búsqueda, la aventura de seguir en el camino y de encontrar la ruta adecuada para hallar a aquellos autores que le aportan».

«Socialmente, la cultura no se valora como se debería»


Centrándonos en el contexto actual, el autor admite que el tiempo que le proporciona el confinamiento le ha servido para organizar muchas notas dispersas. Pero no cree que pueda servirle como fuente de inspiración, al menos por ahora. «Soy de los que defiende que no se escribe desde la emoción sino desde el recuerdo de la emoción», por lo tanto no descarta que esta crisis pueda inspirar algún poema futuro. Asume que la situación que estamos viviendo le preocupa, «como a todos», apunta. Pero considera que «la cultura es el ámbito más menospreciado» y dentro de ella lo son, aún más, la literatura y la poesía. Por esto, ve correcta cualquier medida que se tome para protegerla, pero duda de si conseguirá ser efectiva.

González explica que sus proyectos vinculados al Día del Libro estaban muy ligados a su actividad docente, pero que con la implantación del confinamiento han tenido que cancelarse. Por último, el autor se despide dejando caer que seguramente haga algo para celebrar este día y cuenta que lo hará «con otros tripulantes de este barco» al que se subieron casi juntos hace muchos años.

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