El Espacio La Granja de la capital tinerfeña acogió ayer, domingo 18, el evento A Cuadros, donde la improvisación y el público jugaron un papel clave. Los asistentes por medio de un código QR colocado en la pantalla de la sala debían sacar una foto y, a continuación, seleccionar un cuadro entre los 65 que se proponían. Una vez hecha la elección e iniciado el acto, por medio de un número asignado a cada obra, los espectadores anunciaban a los artistas su opción. Estos debían crear una historia vinculada a la pieza artística. Durante alrededor de 80 minutos se recrearon cinco hechos, donde no faltó el humor y las anécdotas narradas por los intérpretes.
El equipo que llevó a cabo la actuación estuvo compuesto por un pianista, José Alberto Medina, y cuatro comediantes: Adri Torrijos, Romina Vives, Toto Curcio y Alejandro Rod. Todos ellos a cargo de la compañía Impro Canarias. El evento comenzó a las 18.00 horas y se extendió hasta las 20.00 horas. Durante todo este rato, el elenco logró sacar numerosos aplausos y, sobre todo, carcajadas al público.
En la primera pieza se seleccionó un cuadro donde se mostraba una heladería, se llama Repostar comida y fue fabricado por Tetsuya Ishida. El reparto ideó el relato de una heladería mágica cuyo helado lograba dejar pasmada a su clientela. Tan solo había que consumirlo desde el mostrador con una pajita y la sensación era plena y reconfortante. De una sola persona, la fama de este establecimiento, se extendió a millones. Sin embargo, había truco y era que ese surtidor se había elaborado en Japón.
Cinco cuadros, cinco improvisaciones
La segunda obra pintoresca mostrada fue El triunfo de Vaco de Julio Velázquez cuya temática principal era el alcohol. A raíz de este tema, se mezclo el amor con las borracheras. Mari Carmen se hundió en lágrimas, al enterarse que su prometido rechazó casarse con ella a dos días de la boda. Él había sido calificado en esos últimos tiempos como un borracho, un hombre que no tenía compasión con su pareja. Esa situación es aprovechada por Gustavo, amigo de Mari Carmen, que tenía impulsos amorosos hacia ella. Él es tímido, no es capaz de transmitir a Mari Carmen su amor y para cuando se decide a dar el paso ya es demasiado tarde pues ella también se encuentra borracha ahogando sus penas hasta caer dormida.
En la tercera pieza, el elenco escenificó un cuadro donde se ilustraba a Jesús de Nazaret crucificado, titulado Cristo de San Juan de la Cruz y creado por Salvador Dalí. Para ello, crearon una historia sobre el crimen de un varón llamado Jorge que falleció crucificado sin falda. Dos policías investigaron el caso, y cuando parecían haber descubierto a los culpables, no logran capturarlos. Esto creó una gran decepción en uno de ellos que acaba por suicidarse.
El cuarto relato estuvo dedicado al lienzo Atenea, cuyo autor es Fabián de la Cruz. En él se expone a una mujer con un pirsin. Para realizar una idea similar, los intérpretes pusieron en escena a un varón, que acudía a un centro donde su cerebro era conectado a una máquina. En ella, el individuo se transformó en un anciano y fue considerado como tal. A pesar de las fallas que se producieron posteriormente en el sistema, el hombre logró volver a la vida real.
Por último, se eligió un cuadro final entre cuatro sugeridos para representar la quinta historia. La elección cae del lado de Muchacha en la ventana, también ideado por Salvador Dalí. La mujer que seleccionó este cuadro consideraba que mostraba bien cómo era Argentina, su país de origen. Por esta razón, el relato estuvo enfocado en dicho país, ya que se aprovechaba además que uno de los artistas era argentino. La trama trataba de un chico llamado Damián que llevaba viviendo durante muchos años en Canarias y cuyo sentimiento por Argentina era incluso palpable en su oficio. Sus amigos decidieron reglarle un billete de avión a su país de origen con motivo de su cumpleaños.
Tras esta última obra, concluyó el acto. La iniciativa fue respaldada por los asistentes, puesto que se trataba de algo poco común y diferente en el ámbito teatral y la despidieron con fuertes aplausos.