Josefa Sánchez Rodríguez es profesora titular del Área de Didáctica y Organización Escolar, perteneciente al Departamento de Didáctica e Investigación Educativa de la Facultad de Educación de la Universidad de La Laguna. Además, es docente en Psicomotricidad y en Educación Especial, así como en los prácticums de los títulos de Psicopedagogía y de Maestro. Asimismo, cuenta con numerosos proyectos de investigación y publicaciones relacionadas con estas disciplinas.
¿Cuáles son las intenciones y objetivos del Grupo de Investigación en Psicomotricidad Relacional? «Comprobar cuáles son los efectos que tiene sobre el desarrollo la Psicomotricidad Relacional, que es una metodología de intervención con la que nosotros tratamos a los diferentes niños con los que trabajamos. De esa manera, sistematizamos e identificamos cuáles son los objetivos y las pautas de la mediación, y también utilizamos esta metodología para evaluar a aquellos que tienen alguna necesidad específica».
¿Qué funciones tiene el Servicio de Psicomotricidad de la ULL? «Su creación tiene la función de tener una muestra de niños diferentes sobre los que hacer un seguimiento, evaluación e intervención, y ver cómo se desarrollan. También para que sus familias y escuelas sean capaces de identificar este progreso y nos lo comuniquen».
¿Con qué rango de edad trabajan? «Llevamos 28 años en el proyecto y hemos tenido casos muy diversos, desde niños de 9 meses hasta jóvenes de 17 años. Actualmente tenemos dos convenios de colaboración. Uno con el Ministerio de Sanidad de Atención Temprana, donde atendemos en el período de edad de 0 a 7 años, y ahí fundamentalmente los casos que más se dan son menores con trastornos del espectro autista, que son remitidos por personal sanitario para valoración y/o intervención. El otro convenio es en cooperación con la Consejería de Empleo, Políticas Sociales y Vivienda. Se atienden niños y niñas que han tenido dificultades en la construcción vincular o que se encuentran en proceso de adopción. También investigamos cuáles son las huellas que les quedan de haber sufrido abandono, maltrato o situaciones de riesgo familiar».
¿Quiénes son los coordinadores de este servicio? «Es un servicio de la Facultad de Educación, coordinado por los profesores Miguel Llorca Llinares y yo, del Departamento de Didáctica e Investigación Educativa, que cuenta con la participación de cinco profesionales licenciados y con especialización en Psicomotricidad».
Además de con niños, ¿trabajan con mayores? «La psicomotricidad es fundamental en todas las edades. Desde 2015 tenemos un programa en el que mediamos con personas mayores. Ahí recuperan el placer de moverse, de jugar, de entrar en relación con los demás, etc., así como la energía y alegría de vivir. Existe la especialidad de gerontomotricidad, estimulando de manera indirecta las habilidades cognitivas por medio de ejercicios físicos que estimulan estas áreas. Me gustaría seguir trabajando y explorando en esto. Además, se suma un proyecto intergeneracional, es decir, en conjunto de todas las edades. Es muy enriquecedor ver cómo personas de diferentes edades unidas en un mismo espacio, se conocen y se desarrollan. Nadie es autosuficiente y necesitamos de los demás, por ello vivimos en sociedad».
Formación especializada
¿Con qué especialidades cuenta la Universidad de La Laguna para esta rama? «Hay variedad de títulos de especialización. Desde el 5 de octubre de 2018 al 21 de junio de 2019, se está impartiendo en su segunda edición el Experto Universitario en Psicomotricidad Relacional,un título propio que ofrece una formación especializada en este ámbito con la finalidad de formar al alumnado para la intervención desde esta disciplina en la atención temprana y clínica. Se organiza en contenidos teóricos, formación personal y prácticas externas para la formación profesional».
¿Qué vertientes existen en la psicomotricidad? «Una educativa y una terapéutica. Todos los maestros de Educación Infantil deben ejercerla, pues está recogido en el currículum. Es fundamental en el desarrollo de los alumnos de cero a cinco años».
¿De dónde proviene esta práctica? «Fundamentalmente de Francia. Bernard Aucouturier y André Lapierre crearon dos facetas que cada vez confluyen más, a pesar de haber estado separadas durante un tiempo. Nosotros, en la Psicomotricidad Relacional, seguimos las pautas de Lapierre, trabajando con la espontaneidad del niño y la relación corporal. Mientras, en el resto de España predomina la Psicomotricidad Educativa de Aucouturier, más estructurada».
¿Existe una Psicomotricidad Dirigida? «Existió esa práctica anteriormente, que es lo que ahora se ha convertido en la Educación Física de Base, la cual consiste en trabajar el equilibrio y la coordinación a través del juego. En esa práctica todos los niños deben hacer lo mismo, seguir unas pautas disciplinarias y con el mismo objetivo. Hay algunas escuelas que aún trabajan en esa línea, pero en su mayoría se obra con la vertiente basada en la vivencia propia del menor».
La clave de esta metodología
¿Por qué relacional? ¿Qué implica la relación? «Porque los psicomotricistas intervenimos más con el cuerpo, buscando la relación afectiva con los niños. No significa estar todo el tiempo cerca de ellos, pero sí estar disponibles e implicados en su desarrollo. Motivamos al menor haciendo una estructura en la sala en la que pueda explorar en función de sus posibilidades. En esa actividad identificamos la personalidad de cada uno de ellos, así como sus emociones y miedos, ya que se les da pie a que sean espontáneos».
¿Cuál es la meta de este profesional? «El juego es terapéutico y, por lo tanto, principalmente queremos reconocer las dificultades y necesidades de los niños y que a través de él puedan superarlas».
¿Se trabaja siempre en grupo? «Puede trabajarse en grupo o individualmente. En el Servicio de Psicomotricidad trabajamos de ambas maneras, mientras que la escuela se hace colectivamente. De manera individual se intenta sanar esa dificultad que tiene el menor de relacionarse».
¿Por qué decidió dedicarse a esta disciplina? «En cuarto curso del Grado de Pedagogía conocí esta práctica y me enamoré. Supe que quería trabajar en esta rama y me formé. Descubrí lo importante que es para los niños sentirse arropados y queridos por sus profesores».
Proyectos e investigaciones
¿Qué proyectos están llevando a cabo en la actualidad? «Hemos finalizado recientemente uno de investigación para la detección temprana del autismo, junto con la Universidad de Tarragona, en niños de cero a tres años. Nuestra actuación fue elaborar un cuestionario que enviamos a muchos pediatras de los centros de salud para comenzar a detectar cuanto antes señales de autismo. Otro proyecto que desarrollamos en el período 2002-2006 iba dirigido a los bebés que nacían prematuros. Fue muy gratificante y lo realizamos en colaboración con el Hospital Universitario de Canarias, y fue aprobado por Fundación Canaria de Investigación y Salud. Con esos niños comenzamos la intervención cuando estaban en las incubadoras, ya que nacer prematuros influye en su desarrollo. Enseñamos a las familias a tocarles y cogerles en brazos, ya que un bebé necesita mantener el vínculo con sus padres para madurar física y psicomotrizmente, así como no sentirse abandonados».