Reloj de aguja en la mesa
Tic tac, tic tac, marca la hora de cada promesa
Incumplida o no, me alimenta
Me nutre de desazón, tristeza o una esperada sorpresa
El tiempo no cesa
Pasan los segundos, minutos, horas, días y meses
Diseñado para el dolor, pero nada me estremece
Famélico en un mar de dudas
De proa a popa sin rumbo
Un bicho raro entre tantas barracudas
Siembro preguntas
¿Un último aliento o intento seguir el latir del viento?
Al final, las promesas no siempre las cata el hombre hambriento
Ya en firme con los pies en la tierra
Calculo el peaje de dejar huella
Demasiado caro para una nueva cicatriz Demasiado barato para hacerme mella
Me cuesta pensar que todo llega
Que los deseos emanan de estrellas
Y que quien espera no desespera
No sé si es cuestión de paciencia
No sé si es cuestión de justicia
O si es que no ha llegado el momento de destapar el tarro de las esencias
Pero, llámenme iluso, me gusta creer
Creer en mí
En que a todo cuerdo le llega su botín