Ernesto Jesús Rodríguez Abad, profesor de Filología Española en la ULL, ha emprendido un largo viaje hacia América con dos principales objetivos en la maleta: difundir la tradición oral canaria, así como fomentar la literatura y la lectura por todos estos territorios. El también organizador del Festival del Cuento de Los Silos se ausentará durante un tiempo de su labor de docente, pero afirma que consigo se llevará a la Universidad.
¿Cuál es el motivo de su viaje a América? «Es un viaje un poquito largo y complejo. Primero iré a Uruguay a un festival de narración, Cuentos por la Paz, en Montevideo, donde tendré una actuación. Luego iré por varios colegios a hacer campaña para fomentar la lectura entre los adolescentes y, por otra parte, impartiré un taller para narradores profesionales. De ahí pasaré a Argentina donde daré la conferencia inaugural de unas jornadas de biblioteca de la Pampa, en Bahía Blanca, en una biblioteca llamada La Pajarita de Papel y, por último, regresaré a España, a Cuenca, donde daré una conferencia en un congreso de literatura infantil y juvenil sobre las mujeres transgresoras de este género».
¿Qué importancia tienen estas sinergias que establecerá en Latinoamérica? «Yo siento que conmigo se va la Universidad también a todos estos sitios. El conocimiento tiene que ser puertas que se abren y se comunican con otros lugares. Esto significa que conoceré a escritores, narradores, bibliotecarios y profesores que están ejerciendo su labor de manera diferente y me permitirán adquirir esos nuevos conocimientos, intercambiarlos con los míos y aplicarlos en la docencia y en nuestra institución. También está el objetivo de hacer perdurar la oralidad. En mi recital narraré cuentos de la tradición oral canaria, por lo que habrá una divulgación de nuestra cultura y de nuestra manera de ser y escribir».
“La literatura hispanoamericana es pionera en el apartado infantil y juvenil”
¿Cuál es el papel de la literatura hispanoamericana? «Desde un punto de vista personal, es la culpable de que yo haya estudiado literatura. Gabriel García Márquez me sedujo con 18 años. Asimismo, es pionera en la infantil y juvenil, además de mucho más arriesgada y compleja, con propuestas muy fuertes y un concepto que está muy arraigado. Es diferente. Cuando lees, por ejemplo, a Maria Teresa Andruetto, piensas que no está escrito para niños porque no es simple, pero permite desarrollar la imaginación en los niños. En España estamos muy supeditados a un concepto de edad y de lo políticamente correcto».
¿Cuál es el motivo de que en Latinoamérica se haya desarrollado una literatura tan diferente a la española teniendo el mismo idioma? «Una vez me dijo un gran escritor colombiano, llamado Jairo Aníbal Niño, que en América se sufre, y como se sufre se vive. Quizás en Europa, como en muchos aspectos se ha dejado de sufrir, también se ha dejado de vivir. Eso me hizo pensar mucho y darme cuenta de que esa circunstancia se reflejaba en su literatura. Hay novelas y cuentos que narran problemas sociales y sus reacciones. Son gente mucho más comprometida, en muchos casos, con el mundo de la cultura».
“Todos tenemos un gran libro que nos espera en algún lugar”
Un profesor de Derecho de la Universidad de Panamá dijo una vez que, en Latinoamérica, un lector más es un delincuente menos. ¿Suscribe usted estas palabras? «Totalmente. El año pasado tuve la suerte de ir a Medellín como autor por colegios y me quedé asombrado del compromiso que tienen con la lectura. Era una ciudad donde el índice de criminalidad era enorme y un alcalde invirtió mucho dinero en bibliotecas, parques, etc. Hoy, ha pasado a ser la ciudad más lectora de Colombia y con menor índice de criminalidad. La cultura de verdad, no la que se confunde con el entretenimiento, es el motor de nuestra sociedad y la que puede hacer cambiar al ser humano».
¿Qué mensaje le daría a los universitarios sobre la lectura? «Que no se nieguen a descubrir un libro. Todas las personas tenemos un gran libro que nos espera en algún lugar. Lo que no podemos hacer es cerrarnos y decir que no nos gusta leer o no queremos».
