La percepción general del alumnado y profesorado de la Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación es de rechazo al posible traslado desde el Campus Guajara al antiguo edificio de CajaCanarias situado en Santa Cruz. Después del ofrecimiento del alcalde del ayuntamiento de la capital, José Manuel Bermudez, y del envío del correo por parte de la decana Josefa Marrero, los estudiantes y parte de los docentes se sienten desinformados y siguen con incertidumbre los avances. David Herrera, que cursa tercero de Trabajo Social, afirma que supondría un avance en infraestructuras y medios para las clases, pero también traería graves problemas de movilidad.
«La zona a la que se moverían los estudios está mal conectada para el transporte público, hay pocos aparcamientos, los alquileres son más caros, etc. De todas formas, hemos recibido pocos detalles al respecto», relata el futuro trabajador social. En esta línea se mueve Johanna Betancor, estudiante de segundo de la Pirámide de Guajara, quien llegó desde Gran Canaria hace dos años para cursar la carrera. La grancanaria reconoce que le gusta Santa Cruz, pero también la Pirámide, la cual «es bastante nueva y bonita estéticamente». Para Betancor, el gran problema lo tendrán, en gran medida, aquellos que vienen de fuera. «Todos tendríamos que mudarnos, y yo ya me he adaptado a vivir en La Laguna», declara.
Toledano: «Hay mucha desinformación. Es una decisión improvisada, innecesaria y que no responde a una planificación de la Universidad de diversificar campus»
Desde la parte del profesorado, y también desde el área de Periodismo, Samuel Toledano reclama una mejor estrategia de información, así como contar más con la opinión del alumnado. Para el periodista, todo se reduce a «una decisión improvisada, innecesaria y que no responde a una planificación de diversificar los campus».
Por otro lado, el docente asegura que es un dinero que se podría invertir en el personal y que «cualquier ayuntamiento estaría encantado de ofrecer un edificio para la ULL, así que se debería explicar con consistencia por qué Santa Cruz y no otro lugar».
Otro de los argumentos que más se escuchan es el aislamiento con el resto de la comunidad universitaria. La catedrática de Sociología Teresa González habla desde la experiencia de su despacho: «Llevábamos muchos años luchando porque se cambiara el nombre, pero esta mudanza sería un disparate. Estaríamos separados de todo, como ya le ocurrió a Bellas Artes, sería perjudicial para la investigación, los alumnos no se relacionarían con compañeros de otras ramas…». Además, González explica que, aunque se ganaría en calidad en las instalaciones, no entiende esta variación si la política de estos últimos años ha sido de unificar todo en La Laguna.
Juan Félix Reyes, estudiante de Antropología, no recibió el correo, pero cree que los cambios siempre son beneficiosos y daría un plus a la docencia
A pesar de que la mayoría rechaza la idea, otros como Juan Félix Reyes, de tercero de Antropología, tienen una postura diferente: «Los cambios siempre son beneficiosos y, en este caso, se ganaría en innovación docente, supondría un plus para la economía de la capital, y el alumnado se tendría que adaptar».
Además, reseña que aún no ha recibido ningún correo, pero tiene la seguridad de que, si se diera el cambio, la ciudad se adaptaría a las necesidades del universitario con bolsas de vivienda y otras facilidades. «Para nosotros solo veo puntos positivos: no tendríamos por qué compartir lugar con Derecho y daría pie a charlas, prácticas de campo y un mejor horario», admite.
Con todo, tal y como asevera Alberto Rodríguez, docente del mismo área que Reyes, «la información que hay es poca, pero se debe tener paciencia y esperar para ver qué decide la Junta de Gobierno».
En general, el sentir es poco proclive al cambio de sede y, en este ambiente, la decisión se tomará en unas semanas. Hasta entonces, la respuesta mayoritaria del alumnado y profesorado es un no a Santa Cruz.