Con los primeros fanes esperando desde las 5 de la mañana, las puertas se abrieron a las 19.30 horas para vivir la que sería, sin duda, la fiesta más latina. Tres grandes pantallas presidían un recinto que, poco a poco, y con la ayuda de un pregonero, se fue llenando al ritmo de hits actuales como Dura, Té de campana o Volví a nacer. Los que aún no habían entrado en calor, lo hicieron con la ayuda del dj oficial de los conciertos de Romeo, que hizo bailar hasta al más patoso con temas como Mayores, Bailando o Cásate conmigo.
Tras 15 minutos de retraso y con los primeros síntomas de impaciencia, las luces se apagaron para dar paso a un pie de micro dorado con una corona roja y la palabra Golden. El momento había llegado: los nueve músicos dieron los primeros acordes y Doble filo y Perjurio fueron el inicio de la locura. Vestido de gris y con gafas de sol, Romeo solo tuvo que pronunciar la palabra “Tenerife” para que todo se viniera abajo.
El artista continuó su repertorio con Odio, Por un segundo y Mía antes de dar las buenas noches a los asistentes y de quitarse las gafas de sol. Con una de sus señas más características al cantar, “gustoso”, mientras deleitaba con Tuyo, las mujeres comenzaron a chillar. Necio, con el final a cappella, fue la antesala del primero de los momentos de coqueteo que el neoyorquino tuvo con el público. “¿Dónde están las mujeres solteras, independientes, sexys?”, preguntó al ritmo de La diabla y Llévame contigo. “¿Dónde están mis diablas esta noche?”, continuó.
«Sois la parte más importante de mi espectáculo, gracias por la participación»
Romeo, que no paró sobre las tablas, bailó bachata, movió las manos para que le siguieran … no dudó en agradecer la colaboración de sus seguidores. “Sois la parte más importante de mi espectáculo, gracias por la participación”, dijo mientras entonaba Su veneno e Imitadora. Bella y Sensual, uno de sus éxitos más recientes junto a Daddy Yankee y Nicky Jam, provocó el momento más divertido de la cita. La estrella pidió que dos hombres se subieran al escenario para acompañarle. Eso sí, advirtió que si no se sabían la letra no lo hicieran: “Mi tiempo no vale nada, pero el de mi publico sí, no se lo hagáis perder”. Después de varios intentos fallidos, finalmente, Carlos y Raúl (un niño), se convirtieron en cantantes por unos minutos.
“¿Amante o marido?” fue la siguiente cuestión que lanzó a los presentes para que eligieran qué parte de El papel querían que interpretara y, aunque amante se convirtió en la respuesta mayoritaria, terminó por deleitar con ambas. Tu juguete y La bella y la bestia prosiguieron el recital antes de que, al ritmo de Los infieles, dividiera a sus músicos y a los presentes para ver “quién manda esta noche, qué lado tiene más fuerza”.
Tras No le digas a nadie, vino el primer cambio de vestuario. El rey de la bachata se puso más fresco y se quitó la americana para volver con un chaleco. Mientras, la música no paraba de sonar, pues los acompañantes del artista agitaban las toallas con Bum Bum Tam Tam. Con bajo en mano interpretó Héroe favorito y siguió con Yo quisiera amarla, Centavito, El malo y Soberbio, antes de entonar dos de sus grandes hits, Propuesta Indecente y el remix de El Farsante.
«Muero encima de un escenario si me lo permitís»
“Muero encima de un escenario si me lo permitís”, aseguró hablando de los años que le quedaban de carrera. Solo por un beso amenizó uno de los instantes más clásicos de sus funciones, subir a una chica para cantarle. “¿Quién manda esta noche: los hombres o las mujeres?”, preguntó Romeo antes de hacer sonar Noche de Sexo.
El instante más íntimo de la velada llegó cuando el neoyorquino se sentó al borde del decorado. “Quiero que me digáis canciones que creéis que no voy a cantar, susurrádmelas con sensualidad”, propuso. A cappella cumplió los deseos de algunos de sus admiradores con Cuando se pierde un amor, El perdedor, Dile al amor, Te invito y La novelita.
Romeo, que no se quiso dejar en el tintero sus inicios con Aventura, llegó al final de su show con Enséñame a olvidar, Todavía me amas, La boda y Obsesión, tras la cual se despidió. Sin embargo, los gritos de “¡Otra! ¡Otra!” hicieron que volviera con un nuevo cambio de look. Con una camiseta informal de estampado negro y rojo y pantalón bicolor, cerró con Sobredosis y un beso al aire. Sin duda, con las 34 composiciones y las más de dos horas de concierto, el rey de la bachata le deseó lo mejor a todos sus incondicionales y, como dicen sus letras, lo mejor es él.
*En colaboración con: Évelyn M. Acosta