Soy vegana

Sociedad

Tras sufrir una crisis existencial, Laura Palacio, licenciada en Bellas Artes por la Universidad de La Laguna, decidió hacer un cambio radical en su vida. El primer paso fue independizarse junto a su hermano Sergio y se fueron a convivir con sus respectivas parejas veganas. Así, decidieron dejar atrás la alimentación omnívora y adoptar una nueva conciencia ecológica. “Era mucho más cómodo a la hora de hacer la compra, pero también nos parecía más ético”, asevera.

“Al principio cuesta salir de la zona de confort»


En un primer momento, recurrían a las especias para conseguir en la comida, un sabor similar al producto que sustituían. Utilizaban salsa de soja, algas o Kala Namak, una sal oriental que se parece al huevo. Laura afirma que “al principio cuesta salir de la zona de confort, pero solo es necesario tener voluntad y paciencia”. Después de unos meses se adaptaron por completo a esta nueva tendencia, que consiste en eliminar todo tipo de carnes, pescado, lácteos, huevos y miel.

Laura Palacio, licenciada en Bellas Artes por la Universidad de La Laguna

La salud de Palacio mejoró, tenía más energía, y no había sufrido cambios negativos en su economía. Estos son los tres principales motivos por los que continuó con su ayuno. “Actualmente, tenemos una base nutricional sólida para no volver a los hábitos de costumbre”, que se basa en frutas y verduras diarias, legumbres, y toda clase de recetas que incluyen queso, pero vegetal.

Mitos alimenticios


Los alimentos contienen las proteínas que el cuerpo requiere y no dañan a los seres vivos, asegura Palacio. Ella pretende romper los mitos existentes en la sociedad y ve fundamental que los que comienzan el proceso, se aproximen a los conocimientos nutricionales.

Una vía para ello es recurrir a expertos. Laura Saavedra, dietista-nutricionista comenta que “no existe ningún tipo de dieta ideal que aporte todos los nutrientes que se necesitan. El problema son una serie de micronutrientes como la vitamina B12 o los Omega-3, ácidos grasos esenciales que deben controlarse mucho más”.

El auge de estos movimientos sociales, como la revolución vegana o la ecológica, buscan la igualdad entre hombres, mujeres, animales y medio ambiente. “Cada vez somos más los que luchamos por la empatía y la libertad para todos los seres conscientes”, ultima.

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