La Universidad de Barcelona (UB) ha publicado un estudio sobre los beneficios que tiene la musicoterapia en pacientes que han sufrido un ictus. Un ensayo clínico se centró en cómo este método es eficaz para la recuperación de la movilidad del brazo y la mano en personas que experimentan este episodio. Se añadió a la neurorrehabilitación este sonido y se concluyó que la motivación de la música aportó resultados positivos a los afectados estudiados. Los principales aspectos reñasables son la mejora del estado de ánimo y de la calidad de vida.
Se conoce al ictus como un conjunto de enfermedades que afectan a aquellos vasos sanguíneos que envían la sangre al cerebro. Se podría comparar con un infarto de corazón, pero que tiene lugar en el cerebro. Esta enfermedad puede surgir tanto por una rotura o por la obstrucción a causa de un coágulo de sangre. Según el Observatorio del Ictus, uno de cada seis españoles va a sufrir uno a lo largo de su vida.
La actividad contó con la investigación de 40 pacientes que habían sufrido un accidente cerebrovascular y se rehabilitaron en el Hospital de L’Esperança de Barcelona. Dentro de ellos se hizo una selección aleatoria para que recibieran la terapia convencional con un apoyo musical. Al resto de los tratados se les duplicó el tratamiento tradicional durante cuatro semanas con unas veinte sesiones de media hora cada una.
A continuación, se realizó un análisis, tanto antes del experimento como después, para conocer las funciones motora y cognitiva, además del estado anímico y la calidad de vida de los damnificados. En cuanto a los primeros, todo se basó en aprender a tocar el piano y tambores electrónicos con la extremidad que carecía de movilidad. Los beneficiarios de la armonía mejoraron en el aspecto motor, redujeron la fatiga, las emociones negativas y el desinterés, frente a los que siguieron con el principal.
La iniciativa fue publicada en la revista Annals of The New York Academy of Sciences. La principal promotora es Jennifer Grau Sánchez, pero también ha contado con la colaboración de un equipo de profesionales detrás de la UB: el Instituto de Investigaciones Biomédicas de Bellvitge, el Parque de Salud Mar, el Hospital Universitario de Bellvitge y la Universidad de Helsinki. La participación catalana estuvo liderada por Antoni Formnells, de la Unidad de Cognición y Plasticidad Cerebral de la institución barcelonesa, y Esther Duarte Oller, de la Unidad de Rehabilitación Neurológica del Parque de la Salud. El Programa RecerCaixa, iniciativa de Obra Social La Caixa, y la Asociación Catalana de Universidades Públicas también apoyaron esta idea.