Ayer 29 de noviembre tuvo lugar el inicio de la celebración de las Tablas de San Andrés en Icod de los Vinos. Esta tradición consiste en lanzarse en una tabla hecha de madera por las calles más empinadas del pueblo, logrando alcanzar bastante velocidad para terminar en unos neumáticos apilados que ponen fin al trayecto.
La calle de El Plano, la más famosa y empinada del municipio, se llenó de gente que quiso ver cómo jóvenes y mayores se tiraban cuesta abajo, dejando a su paso un sonido característico y el olor a quemado de la madera de tea, material con el que tradicionalmente se fabrican las tablas. Los niños colocaban las gomas para que los adultos pudieran arrastrarse y chocar contra ellas, de tal forma que fuera indoloro, aunque hubo más de un aterrizaje forzoso. La razón principal de utilizar neumáticos se debe a que son lo suficientemente blandos como para amortiguar la caída cuando la tabla queda enganchada debajo de ellas y la persona sale despedida por los aires.
Pero no solo los niños observaban con admiración esta tradición. Junto con el arrastre de las tablas, se realizó el conocido descorche de vinos, lo que atrajo a un mayor número de turistas a las calles de Icod. A este evento acudió el etnólogo de Viñatigo, Víctor Rolo, junto con la corporación del ayuntamiento de Icod de los Vinos en la casa de Los Cáceres, además de la presencia de un representante de Bodegas Insulares. La variedad de vinos fabricados este año en la comarca fue servida en distintas carpas en la Plaza de la Pila, situada frente a dicho edificio. Ofrecieron, a su vez, todo tipo de comida: tortilla, escaldón de berros, pan con queso y canapés, entre otras, permitiendo que, por solo 1 euro, se pudiera catar la diversidad de vinos y disfrutar de un buen picoteo.
La jornada se alargó hasta pasadas las tres de la madrugada, donde tanto turistas como gente de la Isla disfrutaban de las castañas en los puestos de la cata de vinos y de la comida típica canaria. Para finalizar la noche, decidieron sacar al Caballero 2000, un tipo de tabla más grande, donde caben entre 5 y 7 personas, con la dificultad añadida de no poder frenarlo ni controlarlo.
De esta forma, entre descorches, tablas y castañas, tuvo lugar la primera jornada de las Tablas de San Andrés.