El seminario La sensibilidad de los recursos naturales ante el cambio climático, organizado dentro del espacio del Campus América, trajo ayer martes 10 de octubre a la Sección de Biología, a personalidades del mundo de la geografía. Los diferentes ponentes invitados fueron Pablo Máyer, Camila del Río y María Victoria Marzol, los cuales presentaron sus teorías e investigaciones.
La conferencia de Pablo Máyer, profesor de Geografía Física de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria estuvo centrada en las variabilidades existentes en las precipitaciones dentro del contexto del cambio climático. “La precipitación en Canarias es muy irregular”, explicó Mayer. «Hay una gran diferencia entre unas islas y otras, comenzando por la intensidad y pasando por la desigualdad de la distribución espacial. Por otra parte, hay también irregularidad entre los años muy lluviosos y los muy secos», afirmó.
El experto de la ULPGC dio por finalizada su exposición concluyendo que «Canarias necesita muchos años para hacer un estudio con una confianza del 95 % sobre la lluvia».
El valor del mar de nubes
Camilo del Río, desde la Pontificia Católica Universidad de Chile, ilustró a los asistentes con su estudio relacionado con los ecosistemas de nieblas y bio-indicadores de cambio climático, en el desierto de Atacama. El chileno investiga la niebla en relación con la planta Tillandsia, más conocida como clavel del aire, además no establece relación entre sus estudios y la variabilidad con el cambio climático, sino con las condiciones naturales. Del Río terminó su presentación dejando una pregunta abierta: “¿Existe alguna relación con Canarias?”.
María Victoria Marzol, docente de la Universidad de La Laguna, complementó la ponencia previa y habló sobre el valor del mar de nubes en Canarias. Este elemento tiene un papel desbaratador, esa es la razón por la que en Las Palmas, por ejemplo, hace más calor en diciembre que en julio. Marzol llevó a cabo una investigación en la cumbre de Anaga, donde puso en contraposición el agua que se saca del mar de nubes y la que se saca de las precipitaciones. Con los datos recogidos, ha llegado a la conclusión de que este fenómeno proporciona una cantidad que es cinco veces mayor que la de las lluvias.