Alejandro Morales es un bombero que trabaja para la Brigada Forestal. Actualmente se encuentra ejerciendo en la isla de El Hierro. Ha realizado su labor en incendios de Canarias y también de Europa. Lleva más de quince años dedicándose a ello. Ante las altas temperaturas y la sequía, llama a la conciencia y a cuidar los bosques, así como evitar nuevos desastres naturales como el que sufrió Tenerife durante el año 2023.
¿Cuál es el estado actual del monte? «La situación es muy preocupante porque nuestros montes cada vez se abandonan más. La agricultura con el paso de los años está decreciendo y muchas zonas entre los bosques y el poblado cada vez se encuentran más inoperativas. Por ello, se necesita una mayor repoblación y reforestación para que vuelva a haber actividad en ellos. Cada año surgen más matorrales y combustible que puedan propiciar la aparición de un gran incendio».
¿Cómo se vive un incendio desde dentro? «En su interior es una gran catástrofe porque ves arder parte de nuestro patrimonio. Como trabajador intento hacerlo lo mejor posible, adaptándome a las condiciones del medio y siempre actuando con la mayor prudencia posible. Mi seguridad junto a la del resto del equipo es fundamental a la hora de intervenir».
«Los veranos e inviernos cada vez son más secos»
¿La escasez de precipitaciones está generando mayor riesgo de fuegos? «En Canarias normalmente la humedad llega por medio de los vientos alisios. La vegetación hace que esos aires se condensen formando una nube que genera lluvia horizontal. Cada vez surgen menos precipitaciones, que junto al tiempo seco del Sáhara, están afectando de forma negativa. Los veranos cada vez son más áridos, y los inviernos también. Por ello, aunque esté verde, la vegetación se siente más estresada y se va deshidratando».
¿Hay bastante peligro de incendios para este verano? «Sí. Debido al empeoramiento de las condiciones climáticas y desconocimiento del medio rural. En ocasiones ciertas equivocaciones o comportamientos incívicos llevan a producir grandes incendios. Siempre se comenta sobre el clima, pero por desgracia en los últimos años ha habido un aumento y han sido provocados por humanos. Todas estas personas buscan hacer daño y con muy mala fe consideran atentar contra uno de los pilares de nuestro patrimonio».
¿Se han tomado medidas para hacer frente a la amenaza? «Se intenta concienciar a la sociedad acerca de la importancia de este asunto a través de la educación e instituciones. Nuestra labor consiste en hacer un trabajo preventivo en invierno. Siempre intentamos retirar parte de la vegetación que se acumula y que tiende a ser más explosiva a la hora de haber fuego».
Desde el incendio de Tenerife, ¿se han incrementado las medidas? «Sin duda, fue uno de los peores de la historia de Canarias. Fue muy complicado tratar en él debido a las condiciones del viento y las zonas por la que se expandió. En algunos tramos era de imposible acceso para los medios aéreos y terrestres. Este tipo de acontecimientos nos sirven de aprendizaje para no volver a repetir errores en el futuro».
¿Cómo afectan estos a la flora y fauna? «Tenemos la suerte que el pino canario es una especie pirófita. Es decir, son capaces de adaptarse al contacto con el fuego. Tiene la capacidad de regenerarse pronto. Pero en el caso de otras especies como la falla, brezo y zonas más húmedos como la laurisilva, su reforestación es más lenta y tarda más. No hay que olvidar que nuestros bosques son la casa de diversos microorganismos, aves, insectos. Son esenciales para la conservación y protección de los entornos naturales».