El Hotel Alua del Puerto de la Cruz acogió el pasado lunes, 15 de julio, la III Edición de Incluye-T, un evento paralelo a la prueba atlética de ocho kilómetros. Contó con la presencia de Juan José Florián, más conocido como Mochomán. Invitado por el Ayuntamiento de La Orotava, es un exguerrillero colombiano que se ha convertido en un destacado atleta paralímpico, inspirando con su historia de superación y resiliencia. A los 16 años fue reclutado por las FARC, un destino que no deseaba, pues su sueño era convertirse en soldado.
Tras un año en la Guerrilla escapó y se unió al Ejército. Sin embargo, en 2011, una bomba colocada por las FARC le causó graves lesiones: la amputación de ambos brazos, una pierna y la pérdida de un ojo. A pesar de ello, Florián encontró en el deporte una nueva vida, primero en la natación, luego en el ciclismo.
El evento comenzó con la presentación de Anabel Santamaría, directora del hotel, y Marcos Guardia, director de carrera de +KM. El representante de la competición dijo, a modo de preámbulo, que «no hay que mirar al pasado. La vida puede cambiar de la noche a la mañana y, es por eso, que debemos de tener presente estas historias, reflexionar y construir nuestro futuro».
Tras las presentaciones formales, Mochomán llegó en bicicleta, iniciando su intervención con una presentación humorística que incluyó juegos de palabras sobre su condición. Desde el principio de la charla, el protagonista mantuvo un tono optimista y positivo. «Mientras entrenaba antes de venir al hotel, me equivoqué y acabé en la autopista por un error del GPS. La Policía me acabó escoltando hasta el hotel de nuevo», relató entre risas.
Luego, profundizó en su experiencia tras el accidente en Colombia, compartiendo que sufrió ansiedad, depresión y miedo. Su hermano fue fundamental en su recuperación, ayudándole con los medicamentos y acompañándolo en las terapias. «Las personas me miraban con tristeza. Sufrí discriminación, era un soldado y mis compañeros me hacían bullying llamándome Cuarto de pollo», recordó. Según Florián, el apodo de Mochomán era una forma de incluirse y de romper los estereotipos de su condición (en Colombia se llama mochos a quienes tienen amputaciones).
«Las cosas pasan por algo»
También habló sobre el proceso de encontrar sentido a su tragedia. «El accidente me ha hecho aprender. Buscar lo bueno de lo malo. Liberarme del dolor y del odio. Conseguí superar el rencor gracias a mi familia y aprendí a vivir de nuevo. Las cosas pasan por algo y el bombazo que sufrí fue maravilloso para hacerme crecer como persona», expresó con alegría el colombiano.
Mochomán también detalló su transición hacia el ciclismo. Comenzó haciendo natación, pero quiso superarse. Contó que tuvo que dejar de tomar medicamentos para rendir en el deporte. Lo hizo gracias a que entrenaba sin parar para cansarse físicamente y no sentir dolor, pudiendo así desprenderse de los medicamentos.
Esa pasión que ganó por el deporte lo llevó a modificar su bicicleta para adaptarse a sus necesidades, con el apoyo constante de su esposa, quien jugó un papel crucial en su adaptación y entrenamiento. «Uno en la vida necesita atreverse. Dar un paso más allá y no conformarse. Me atreví a subirme en la bici, atándome los muñones y a pedalear con una sola pierna», detalló.
«Montar en bicicleta es la filosofía de la vida»
Todo sus esfuerzos y determinación dieron fruto cuando Movistar lo invitó a ser su ciclista. Él mismo contó que «montar en bicicleta es la filosofía de la vida. Los distintos caminos, los terrenos difíciles, la tranquilidad, la paz, las cuestas. Te enseña a no abandonar cuando el camino se pone complicado».
Por último, contó que, actualmente, se prepara para nuevos retos, como el mundial de ruta en septiembre en Suiza y el reto Movistar en Cartagena. También planea seguir dando charlas y conferencias para inspirar a jóvenes y ayudar a la gente a romper las barreras. Concluyó la charla compartiendo anécdotas y explicando el funcionamiento de su bicicleta, bajo el lema: «El miedo es la discapacidad más grande».