A menudo, el trabajo de los colectivos pasa desapercibido y no se valora adecuadamente. Foto: PULL

La inexistente voz del futuro

Opinión

¿Nunca te has preguntado por qué la juventud no se involucra? Diariamente vemos como estamos alrededor de muchas asociaciones y grupos de diversas variedades, desde organizaciones culturales hasta movimientos sociales. Este tipo de organizaciones son un espacio donde las personas pueden formar parte de una comunidad donde en menor o mayor medida va a desarrollar su crecimiento personal y en algunos casos, profesional. También los colectivos pueden servir a modo de desahogo y distracción para quienes solamente estudian y no realizan ningún otro tipo de actividad.

Mi reflexión comienza cuando empiezo a ver fotografías de diversos grupos y me doy cuenta de que muchos de ellos cuentan con poca participación juvenil. Pero, ¿cuáles podrían ser las razones por las que no vemos tanta presencia de jóvenes? Se me ocurren varías cuestiones: desde la sobrecarga de estudios hasta la percepción de que estas organizaciones son irrelevantes o no representan sus intereses. Es por esto que considero que la falta de tiempo y el desconocimiento juegan un papel crucial en esta situación.

«Solemos tener un espíritu reivindicativo hasta que nos toca luchar»

Muchas veces vemos como las personas jovenes no le da una importancia suficiente a formar parte de algo ya que solemos pensar que habrán otras personas que lo harán por la comunidad. Hay muchos grupos orientados a tradiciones y cultura donde la presencia de la juventud es prácticamente nula. No solemos tener un sentido de pertenencia y tampoco luchamos por tenerlo. En otras palabras, solemos tener un espíritu reivindicativo hasta que nos toca luchar por lo que queremos.

Estamos creando una sociedad más egoísta donde involucrarse se ve como una pérdida de tiempo y donde si no hay beneficio propio no sirve. ¿Cuántas más cosas debemos perder para empezar a ser conscientes de que el futuro está en nuestras manos? Con el paso del tiempo muchas asociaciones terminarán desapareciendo, como ya ocurre. Nos arriesgamos a no dejar un legado a las generaciones venideras que tendrán aún menos sentido de pertenencia.

Como decía Unamuno debemos de «ser los progenitores de nuestro futuro en lugar de los descendientes de nuestro pasado» y por eso, mirar hacia otro lado o considerar que algo no es prioritario sería renunciar desde ya a la utopía.

A menudo, el trabajo de los colectivos pasa desapercibido y no se valora adecuadamente. No somos conscientes de la importancia fundamental de su papel en nuestra sociedad y de que tenemos muchas cosas gracias a unas pocas personas. Como jóvenes debemos buscar formas de integrarnos y de luchar por nuestro futuro sin miedo a lo que digan o piensen.

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