«Hay una serie de sesgos y estereotipos muy presentes a la hora de elegir determinados estudios»
Teresa González es catedrática de Historia de la Educación y doctora en Historia. Se licenció en Filosofía y Letras y en Filosofía y Ciencias de la Educación por la Universidad de La Laguna (ULL). Es la coordinadora del grupo de investigación Nexus, enfocado a ámbitos como políticas educativas y estudios culturales. Asimismo, participa en distintas entidades científicas y ha sido galardonada con varios premios de investigación como el Marqués de Villanueva del Prado o el Serra Ráfols. En la actualidad, es la responsable del proyecto de investigación Empodera. Empoderamiento Femenino: Educar para la Incentivación del Talento a STEM, que comenzó el 1 de marzo del año 2021 y está financiado por las fundaciones La Caixa y CajaCanarias.
Según explica la catedrática, este estudio surge porque había detectado diferencias importantes en el acceso de las mujeres a las carreras. «Hay una sobre representación de este género en determinadas titulaciones y en otras la presencia es bastante escasa», clarifica. En la rama de estudio de Ciencias Sociales y Jurídicas, en Ciencias de la Salud, en Educación o en Humanidades se percibe como tienen un nivel muy alto de matrícula femenina, «pero no pasa lo mismo en las carreras STEM (ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas)», recalca. Matiza que esto le llevó a pensar en que tenía que haber alguna razón de por qué las chicas elegían menos esas modalidades.
El objetivo principal de esta investigación es «detectar el por qué esas carreras son menos demandadas por las mujeres», explica la docente para añadir que buscan averiguar por qué se alejan del campo científico-tecnológico. González continua sintetizando que entre la finalidad del proyecto también está analizar los estereotipos y roles de género. Además, afirma que «existe una brecha de género en el conocimiento. Ese sería el eje fundamental».
«Las niñas y jóvenes no tienen modelos de referencia para elegir esas carreras STEM»
Para poder llevar a cabo el nombrado estudio, González explica que están empleando metodologías cuantitativas. «Utilizamos ocho tipos de test diferentes y trabajamos con colegios de enseñanza secundaria», señala. Según la catedrática, en total tienen una muestra de 1868, de los cuales 761 son mujeres y 788 son hombres. Asegura que trabajan con diez institutos en Tenerife y con uno en Gran Canaria, en La Palma y en Lanzarote. «Trabajamos desde la Enseñanza Secundaria para conocer por qué hay menos vocaciones para estas carreras», ratifica. Aclara que no solo analizan el acceso a la universidad, sino también para el bachillerato.
El proyecto está todavía en ejecución, por lo que no hay resultados finales. Eso sí, han detectado la existencia de «una serie de sesgos y estereotipos de género muy presentes a la hora de elegir determinados estudios», declara la profesora. «Las niñas y jóvenes no tienen modelos de referencia para elegir esas carreras STEM (ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas)», relata. Asimismo, González añade que las chicas se infravaloran, «piensan que su capacidad no es suficiente para elegir esos estudios. Que ellas no son capaces».
Asimismo, Teresa González asegura que en el caso de que exista un diagnostico de altas capacidades intelectuales hacia chicas, prevalece el sesgo de género. «Se piensan que las niñas tienen buenos resultados académicos porque son más constantes, no se les reconoce la capacidad científica», confirma. De esta forma, se siguen reproduciendo roles de antaño. La docente apunta que «parece que la inteligencia está regida con el género a nivel social».
«Uno de los objetivos es lograr un cambio en la sociedad»
Este proyecto de investigación busca incidir en la sociedad y «conseguir impactos, sobre todo para que los centros educativos se impliquen», anuncia la catedrática. «Uno de los objetivos es lograr un cambio en la sociedad, rompiendo con los estereotipos que siguen marcando brechas de género en el conocimiento», aclara.
De igual forma, según argumenta González se pretende que «las chicas sean capaces de valorarse y de reconocer la capacidad que tienen para poder cursar esos estudios». Concluye diciendo que «cualquier mujer puede estar capacitada para ser una gran ingeniera de la misma manera que ha demostrado ser una gran médica o filósofa o historiadora».
