Muchas éramos las personas que esperábamos con ansias ver en la gran patalla a Johnny Depp caracterizado como Jack Sparrow. Después del fiasco que supuso la cuarta película, nuestras esperanzas de que la nueva aventura fuese un éxito ya solo podían ir hacia arriba. Y así fue. Parece que los seis años de espera por este largometraje han merecido la pena.
Este filme ha sido un soplo de aire fresco para la franquicia. Disney prefirió cambiarlo todo, incluyendo a los directores, para volver a enamorar a los seguidores. En la cinta es notable la entrada de nuevos personajes que juegan una especie de relevo generacional dentro de la historia. Estos personajes son Carina Smith (Kaya Scodelario) y Henry Turner (Brenton Twhaites). Sin embargo, desde mi punto de vista, todavía les queda mucho camino para llegar al nivel de Will Turner y Elizabeth Swann. Quizás habría que dejar que se desarrollen un poco más en futuras entregas.
La venganza de Salazar está llena de cambios
El deseo por parte de Disney de volver a enganchar a los espectadores es tan grande que ha cambiado una gran parte del elenco. Incluso las personas que trabajan detrás y que no salen en pantalla también han sido víctimas de los cambios por parte de la productora. Tal es el caso de los directores noruegos Joachim Rønning y Espen Sandberg, además del compositor Geoff Zanelli, quien colabora con Hans Zimmer.
La mano de estas tres piezas fundamentales es muy notable en la cinta. En el caso de los directores, se observan algunas tomas y escenas diferentes a los que nos tiene acostumbrado la saga, la forma de mostrar la película es en algunos casos hasta novedosa. La música siempre ha jugado un papel fundamental en estas películas, me atrevería a decir que el más importante. Continúa transmitiendo mucha fuerza y energía al espectador. Aunque, en esta entrega, sufre unas pequeñas modificaciones pero sin perder su esencia original.
Y hablando de música, en esta nueva aventura aparece el tío de Jack, realizando una breve aparición, quien no es nada menos que Paul McCartney. Con la tontería, Jack Sparrow procede de una familia de artistas: su padre Keith Richards (guitarrista de los Rolling Stones) y su tío Paul McCartney (cantante del grupo The Beatles).
Javier Bardem no convence demasiado
Uno de los puntos flojos del largometraje es el villano, interpretado por el actor español Javier Bardem. Y es que es muy difícil superar al maestro, Davy Jones. El trabajo de Bardem como el capitán Salazar, deja mucho que desear. Está tan obsesionado con alcanzar su objetivo que eso le debilita, no deja ver todo su potencial como malvado y todo lo que es capaz de hacer.
Otra carencia que tiene, a pesar de ser el filme de menor duración dentro de la saga, es que algunas escenas son demasiado extensas, sobre todo en la segunda mitad de la cinta. Este hecho cansa al espectador y cae en errores similares que se produjeron en En Mareas Misteriosas. El fallo está en que la película empieza con tanta fuerza, tanta acción y es tan impresionante que luego esa potencia en el arranque disminuye progresivamente.
Un final inmejorable
Los directores acertaron en darle el final que le dieron a su creación. Dicho cierre refleja perfectamente uno de los objetivos de la película, ese relevo generacional anteriormente mencionado. Yo, que crecí con la trilogía original, puedo decir que me emocioné con esta última secuencia. El comienzo y el final son los puntos fuertes.
En definitiva, Piratas del Caribe: La Venganza de Salazar ha vuelto a reenganchar a los más fanáticos. La inmejorable calidad de los efectos especiales también ayudó bastante. Se asemeja mucho a la trilogía original. Sin embargo, no llega al nivel de estas. Aunque ha perdido algo de la esencia que caracterizaba a las primeras películas dirigidas por Gore Verbinski, y esto se nota en alguno de sus personajes, si es verdad que vuelve a generar un halo de esperanza en una saga que se creía muerta. Despierta las ganas de que hayan próximas entregas.
¡Ah, se me olvidaba! Si todavía no la has visto y de verdad te gustan estas películas espera a que terminen los títulos de crédito del final porque, ¡te espera una sorpresa!
Se merece un 7, 5.