«Quevedo es uno de mis mejores amigos»
Alejandro Prendergast, conocido musicalmente como Linton, es un productor musical nacido en 1998 en la isla de Gran Canaria. En su haber cuenta con trabajos con multitud de grandes artistas, tales como Juseph, Lucho RK o Quevedo, participando incluso en el álbum de este último, Donde quiero estar, publicado en 2023. Con cerca de 2 millones de oyentes mensuales en Spotify, Linton es uno de los productores más importantes en la escena de la música española actual.
Desde su niñez siempre ha estado relacionado con el mundo de la música, hasta tal punto que toda su familia paterna son músicos. «Mi padre toca la trompeta y el piano, mi tío también tocaba el piano así como mi abuela. Gustaba mucho el piano en mi familia», comenta el artista. A raíz de esto sería que se despertaría la pasión de un joven Alejandro: «al final, si te lo meten en la cabeza desde pequeño acabas cogiéndolo por defecto. Aparte, también porque me gusta evidentemente».
El productor grancanario comenzó a acudir a clases de piano luego de que su progenitor lo inscribiese en estas de niño, aunque confiesa que «al principio no me gustaban, ya que a un chiquillo le pones a estudiar piano clásico y no entiende porque debe aprender algo así». De igual manera sentenció que «lo que es la pasión por la música viene más bien por parte de mi padre».
«Quevedo utilizó Quevedo y yo Linton uso Linton»
Su nombre musical tiene un origen familiar. Linton explica que su padre «es de Inglaterra», siendo este un país en el que «se usa mucho un nombre que se va heredando de padres a hijos» añadiendo que es «como el primer apellido». Sería de su figura paterna de la que lo heredaría. «Mi padre es Charles Linton Prendergast, y yo soy Alejandro Prendergast ya que no lo tengo en mi DNI» aunque afirma que lo tendrá «en un futuro». El músico ejemplifica esto exponiendo que «Quevedo utilizó Quevedo y yo Linton uso Linton».
Su carrera como productor comenzaría después de haber concluido su formación en el conservatorio, trabajando en un estudio que no era suyo propio. «El dueño de un estudio, que no existía como tal sino que tuvimos que construirlo, me dijo: ‘mira, aquí hay un espacio donde podemos montarlo, tu que sabes de música lo pones en marcha’, y efectivamente, lo fabricamos en San Mateo», cuenta Linton.
Sin embargo, esta etapa no acabaría de la mejor manera: «Empecé a hacer un dinerillo, pero el dueño del estudio, que era colega, le gustaba mucho el dineroy empezó a llevarse más de lo que le correspondía, así como a hacer algunos gestos feos», lo que provocaría que «se acabase la relación tanto profesional como de amistad», y que el productor grancanario se encontrase «con clientes y sin estudio, porque a fin de cuentas los clientes los tenía yo, no él».
«Me partí las manos construyéndolo, pero me las volvería a partir»
Fue entonces cuando tomaría la decisión de montar su propio estudio. «Mi padre se acababa de comprar una casa en Las Palmas y le pregunte si le sobraba una habitación, me contestó que sí». Ante este escenario, Linton vislumbraría un nuevo escenario y le preguntó a su progenitor si podía construir un estudio ahí, a lo que el segundo accedió. De esa forma volvería a construir uno nuevo «solo a martillo y clavo, rotura de dedos… Me partí las manos construyéndolo, pero me las volvería a partir». De igual manera indica que «como ya era el segundo que construía aplique directamente las soluciones de los problemas que habían aparecido en el anterior».
Una vez terminado se encontraría con una nueva problemática, y es que «tenía una pequeña cartera de clientes pero para recuperar el dinero, que era un préstamo que me hizo mi padre, debía ponerme a grabar muchísimo». Por lo que «me metía en páginas de Instagram que resubían cosas de gente que se grababan unas barras en su habitación y buscaba sus perfiles y les preguntaba: ‘¿quieres grabarte la canción de este vídeo de forma profesional?’, y así comencé a agrandar mi agenda de clientes hasta que di con Quevedo».
«Son números, no es algo que nos defina»
De ese esfuerzo fue que Linton acabaría alcanzando el status en el que se encuentra en la actualidad, llegando incluso a superar las 100 millones de reproducciones en canciones como Ahora Y Siempre con Quevedo. Sin embargo, a pesar de este crecimiento en su popularidad el productor afirma que no ha cambiado «prácticamente nada» de su estilo de vida, a la vez que explica que intenta llevarlo «con la máxima calma posible». Asimismo sentencia que «son números a fin de cuentas, no es algo que nos defina».
Para el músico grancanario una de las claves para lidiar con la fama es «mantener tu vida lo más parecida a lo que siempre ha sido, no cambiar los grupos de amistades, los sitios que frecuentas, tus hábitos… Pienso que es lo que te mantiene firme para afrontar todo esto».
«Estudié para ser capitán de barco»
A pesar de ser en la actualidad uno de los nombres propios de la escena musical española, en un principio Linton tenía otros planes en mente. «A parte de piano en el conservatorio, también estudié para ser capitán de barco», comenta a la vez que menciona que si no se hubiese dedicado a la música seguramente «estaría trabajando en el muelle deportivo, de capitán de un remolcador. De máximo responsable de algún barquillo». Y es que ese era su «plan A, pero el B salió mejor y dejé esta primera opción atrás».
Uno de los sueños del artista era «ser capitán y dar la vuelta al mundo», siguiendo el ejemplo de su padre «que además de ser músico también es capitán». Asimismo, comenta que estuvo «trabajando en el muelle» en 2021, «hasta que me empezó a ir bien en la música y no tenía tiempo para nada más». También sostiene que si le vuelve a ir mal «regreso a los barcos de cabeza», aunque confiesa que no cree que le «vaya a ir mal» en este sector.
«Qué los violinistas de la Orquesta Nacional toquen una composición mía es una experiencia inolvidable»
Linton ha trabajado en multitud de diversos temas, pero afirma que Me falta algo es de las canciones a las que «más cariño» le tiene. Para ella en un principio Quevedo «había grabado unas voces en una instrumental totalmente distinta, de la cual yo las saque de esa pista». Una vez las tenía separadas, Linton incluyó solo las voces «en un proyecto sin ningún tipo de instrumento» y comenzó a tocar el piano hasta que llegó «a algo que más o menos se parecía a un tema». A partir de ahí explica que el siguiente paso que llevó a cabo fue incluirle «unos violines, una guitarra, que en el original no aparece, y sin ningún tipo de percusión» ya que «Quevedo me dijo en su momento ‘quiero hacer un tema que no tenga nada de percusión».
Sin embargo esta canción «cayó en el olvido» hasta que un día «estaba en Madrid con Kiddo Manteca y le dije: ‘escucha esto a ver si le vez algún valor musical y convences a Quevedo'». En cuanto la escuchó «me dio el visto bueno e inició el plan para convencerle de que tenía que ser un tema del disco Donde quiero estar«, aunque confiesa que «no fue difícil».
A partir de ese momento comenzó el proceso para acabar la canción ya que tenían «una maqueta, es decir, el tema hecho pero no el resultado final que se escucha en la actualidad». Fue en ese momento cuando Kiddo Manteca «organizó una sesión con los violinistas de la Orquesta Nacional de España, que por eso también le tengo tanto cariño a este proyecto». Linton comenta de igual manera que «el estudio de la Orquesta Nacional es el más increíble en el que he estado, y mira que he estado en muchos». Esto se debe a que se utiliza «para grabar instrumentos orquestales, por lo que es una sala gigante».
El productor afirma que verse «rodeado por los violinistas de la Orquesta Nacional tocando una composición mía fue de las experiencias más inolvidables que he tenido hasta la fecha». Es por todo esto que le tiene «tanto cariño al tema, así como también por su lírica y todo lo que transmite».
«La relación con Quevedo está exactamente igual, sino mejor, que el primer día»
La relación de Quevedo con Linton va más allá de lo profesional, hasta el punto de que el productor afirma que es uno de sus «mejores amigos, y creo que él puede decir lo mismo». Aunque reconoce que ya no se ven tanto debido a que «él tiene mil millones de cosas por las que preocuparse ahora mismo, ya que el centro de atención recae sobre su persona y tiene que estar de un lado para otro». A pesar de esto reconoce que «la relación está exactamente igual, sino mejor, que el primer día. Seguimos siendo amigos y lo acompaño a todos los conciertos».
El interprete grancanario es uno de los máximos exponentes de la música española en la actualidad, sobre lo que Linton afirma que «ver donde nació todo y hacia donde está yendo es bastante gratificante para todos». Aunque en su caso en concreto confiesa que haber estado desde el inicio y haber pasado «horas y horas en el estudio diciendo: ‘este tema sí’, descartando, grabando canciones que nunca van a salir… No me puedo enorgullecer más».
«Tienes que ser dueño de tu carrera»
Linton es uno de los casos que demuestran el crecimiento que está viviendo la industria musical en las Islas Canarias. El productor señala el «trabajo, talento y la suerte» como algunas de las claves que explican este auge. «Veo trabajo y talento en muchos artistas de las Islas, pero que su música no ha florecido tanto. Esto no quita que no sea de calidad o que no pudiesen estar en nuestra posición», remarca el artista.
Con todo esto se va subiendo de manera exponencial alcanzando unos niveles «en los que tienes que saber desenvolverte». De igual manera comenta que «no debes dejar de hacer lo que tú quieres hacer» ya que «en este mundillo es fácil que otros cojan las riendas y te dirijan». Asimismo sentencia: «Tienes que ser dueño de tu carrera».