Las Islas Canarias es uno de los lugares que cuenta con más riqueza cultural debido a su pasado histórico. Se realizaban varios hábitos para poder llevar una vida cómoda. No solo existieron los aborígenes nativos del lugar. Si nos remontamos más atrás en el tiempo, se puede ver que también la población neandertal estuvo en suelo canario y que sus tradiciones ocupan un lugar muy importante a día de hoy. Antonio Herrera, doctorando en Química Orgánica, explica que «es muy importante conocer la cultura canaria desde sus inicios».
El también responsable del área de química del proyecto dice que «los sitios que guardan un trozo de la antigüedad de Canarias se deploran hasta quedar abandonados». Para ello, la Universidad de La Laguna, junto con el Instituto Universitario de Bio-Orgánica Antonio González, inició este año varias investigaciones que ocupan diferentes áreas de los departamentos de ciencias, donde se encargan de analizar yacimientos por todo el Mundo (dos mil de ellos solo en Canarias) y recopilar muestras para estudiarlas con el fin de que se descubran más hechos sobre la vida aborigen.
El estudio se lleva a cabo en el Laboratorio de Micromorfología y Biomarcadores Arqueológicos (AMBI LAB), situado en el Instituto. Lugar donde se almacenan las pruebas recogidas. Dentro del mismo se reúnen varias personas de diferentes departamentos (Química, Biología, Astronomía…), además de un grupo de estudiantes de varias carreras que hacen sus practicas en el lugar. Llevan a cabo una examinación completa de los ejemplares para obtener unos resultados favorables.
«Para entender lo que es el ser humano y hacia donde se mueve, es inevitable conocer cómo fue en el pasado»
«No solo hay indicios en las Islas, sino que también de lugares de fuera como Alaska (Estados Unidos), Montenegro (Francia) o de la Península como el Sur de Andalucía», asegura el químico. Además, subraya que «para entender los que es el ser humano y hacia donde se mueve, es inevitable conocer cómo fue en el pasado».
El proceso de recogida de muestras es muy sencillo. El equipo de arqueología acude al yacimiento y mediante una serie de técnicas, conocen de manera milimétrica en qué posición estratigráfica (guiarse a través de las rocas) está cada ejemplar. Después se almacenan en una cámara frigorífica y se sacan para su consiguiente análisis en dos áreas diferentes.
Primero pasan por la sala de microscopía, que a través de unas láminas delgadas se examinan los desechos; y en segundo lugar, se llevan al examen químico para extraer moléculas que den información sobre los componentes que contienen.
Se utilizan tres instrumentos fundamentales: los microscopios para examinar de cerca las muestras y dos equipos que se llaman «cromatografías» (máquinas que separan los componentes). Uno se encarga de dar información de qué compuestos hay y otro investiga cada elemento en particular y su composición isotópica.
David González, estudiante de cuarto año de Biología, apunta que «el objetivo del Laboratorio es clasificar todas las muestras y sacarle la máxima información posible de nuestro pasado». Por otra parte, explica que el papel principal del alumnado que hace las prácticas es identificar qué se encuentra en los yacimientos, desde sus componentes, hasta la historia que hay dentro de ellos.
«A veces las investigaciones pasan un poco desapercibidas porque no son tan inmediatas»
Herrera señala que «se necesita tiempo para conocer el contexto histórico, saber en qué lugar exacto se encuentran las evidencias de ello y después poder estudiarlas para comunicar a la población lo que se averiguó». También añade que «a veces, las investigaciones pasan un poco desapercibidas porque no son tan inmediatas».
Por suerte, aunque estas exploraciones pasen de largo, se realizan con más frecuencia porque «con el paso del tiempo, se van descubriendo nuevos ámbitos donde se pueda indagar para luego informar y conocer los hechos».
El objetivo principal de estos laboratorios es dar a conocer lo que ha pasado y cómo influye eso en el presente. Ya sea a través de estudios, proyectos… Pero dejando claro que lo que importa es conocer la historia de un país y que no quede en el olvido. El químico deja un mensaje claro: «Siempre hay algún hecho que explica lo que ocurre en el presente».
