La Facultad de Educación, en su ciclo de conferencias celebradas bajo el título Experiencias Escolares y Desigualdad Social, contó este jueves 4 de mayo con la presencia de Pedro Núñez, doctor en Ciencias Sociales e investigador asistente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas en Argentina. Su intervención giró en torno a la experiencia escolar en la contemporaneidad.
Núñez comenzó asegurando que el sistema educativo de su país “antes buscaba la universalidad a partir de la homogeneidad”. Es decir, perseguía que todos los alumnos fueran iguales ya que, hasta entonces, existía un temor hacia la diversidad sexual, social y de raza. Sin embargo, afirmó que esto cambió cuando se empezó a llevar a cabo la fragmentación escolar. Había diferentes instituciones y experiencias acordes a las distintas juventudes, algo que el doctor considera un triunfo ya que “con la ampliación de la matrícula se dejaba de intentar hacer a todos los niños iguales”.
Aun así, el conferenciante aseveró que no todo salió tan bien como se esperaba. A pesar de que la tasa de escolarización se duplicó de 1980 a 2011, la cantidad de abandono también, dejando un porcentaje de 50 % de egresados. Además, muchos docentes sentían nostalgia de clases más homogéneas, menos diversas y menos llenas. Otro de los problemas fue que, al haber tanta demanda de educación, las clases altas tenían preferencia sobre la obrera a la hora de elegir un centro. “Si los estudiantes de la clase obrera lograban acceder a un centro prestigioso, el ‘qué pensarán de mí’ o el ‘qué pinto yo’ estaban presentes”, comentó.
«Al haber tanta demanda de educación, las clases altas tenían preferencia sobre la obrera a la hora de elegir un centro»
El ponente también expuso cuáles eran, para él, las funciones de la escuela. Valoró que una de ellas es “ayudar en la organización de la vida cotidiana: cuando hay huelga de profesores, la vida de los padres se descontrola”. Otras de las virtudes de la escuela son “aprender a socializar, adquirir cultura general, saber cómo hablar y qué hacer”.
“Las relaciones sociales son algo muy importante en los jóvenes”, advirtió. Añadió que se trata de una de las razones fundamentales por las que un niño se decide por un centro u otro junto con la modalidad que va a estudiar, el prestigio, la cercanía y el nivel educativo. Además, esta institución poco a poco ha ido adquiriendo una dimensión política y social, no solo educativa y pedagógica, mediante reivindicaciones contra la violencia de género, el código de vestimenta o la precariedad de algunas infraestructuras.
Para finalizar, Núñez aseguró que se está configurando un nuevo sujeto juvenil. «Todos los sectores de la población, por primera vez, están dentro del sistema educativo. Les preocupa el medioambiente, la desigualdad y el absentismo docente, y esto es posible gracias a la democratización de las posibilidades, aunque sigue habiendo barreras físicas y simbólicas”, concluyó.