El Encuentro de Historia sobre la transición en Canarias contó en su segunda jornada, celebrada este miércoles 26 de abril, con la participación del doctor en esta disciplina por la Universidad de La Laguna Zebensui López Trujillo. Su ponencia, desarrollada en la Sección de Geografía, se centró en el nacionalismo canario de segunda ola.
Desde una posición favorable al movimiento, López habló de Antonio Cubillo Ferreira, conformador del Movimiento Autonomista Canario y cofundador de Canarias Libre. Este personaje se dedicó a la abogacía laboralista. «Su despacho acabó por convertirse en una sede sindical, como era normal en aquella época», añadió.
Según explicó el ponente, Cubillo, por sus ideas contrarias al Régimen, se vio obligado a exiliarse. Se alojó en Argelia justo en el momento clave de las descolonizaciones de África, y pudo, incluso, ver la del país en el que residía en directo. Allí creó el Movimiento por la Autodeterminación y la Independencia del Archipiélago Canario (MPAIAC), guiado por los propios argelinos y claramente influenciado por los líderes de la liberación africana.
El discurso que defendía el líder del MPAIAC poseía los rasgos del nacionalismo etnicista. La figura del guanche pasó a ocupar un lugar importante: “ya no eran ellos, éramos nosotros”, decía Cubillo. López matizó que el famoso independentista sostenía que era necesario tener el sentimiento aborigen presente, ya que “se necesita que una colonia tenga un pueblo originario para conseguir la independencia. Este era diferente al que puede tener Cataluña, por ejemplo”.
«La agrupación ideó una estrategia basada y ajustada a la orografía insular: una lucha urbana y otra rural»
La estrategia a seguir se dividía en tres frentes de lucha: masas, lucha armada y acción diplomática. Sin embargo, pronto encontraron dificultades. Según Zebensui López, recurrir al conflicto armado era complicado por las características geográficas de las Islas. Sin embargo, Nueva Canarias (1961) lo consideraba “imprescindible”, tal y como luego lo recogerá MPAIAC en El libro blanco (1970). «Al final la agrupación ideó una estrategia basada y ajustada a la orografía insular: una lucha urbana y otra rural», afirmó.
Sin embargo, más que tratarse de actos terroristas tal y como los conocemos hoy en día, se trataba de “propaganda armada”. “Querían salir en los medios, que se hicieran eco del movimiento, ya que no era muy conocido“, explicó el doctor. Además, se utilizaban artefactos de baja potencia no dirigidos a civiles. Según pudo localizar el ponente, hubo un total de 150-200 acciones con una sola víctima mortal.
Durante los años 70 se produjo una subida de los simpatizantes al MPAIAC debido al afloramiento de posiciones nacionalistas y al descenso del turismo. El asesinato de Bartolomé García en septiembre de 1976, joven independentista de apenas 21 años de edad a manos de la policía, abrió una brecha dentro de esta ideología. Para algunos, este hecho “legitimaba la violencia contra el colonialismo español”. Otros se abstenían, “aún no era el momento”, decían. A partir de este momento y hasta abril de 1978 se produjeron varios atentados.
Para concluir, López explicó que la contraofensiva española fue rápida. La presión internacional, mediante acciones diplomáticas, junto con la visita de Adolfo Suárez a Canarias y el encarcelamiento de varios líderes independentistas, terminó por eliminar el movimiento. Además, el intento de asesinato por parte del Gobierno a Cubillo justo antes de su intervención en la ONU fue decisiva.