«Hay muchos medicamentos que no están adaptados para la infancia»
Eduardo Díaz Torres investiga en el Instituto de Enfermedades Tropicales y Salud Pública de Canarias (IUETSPC), en el área de Farmacia y Tecnología Farmacéutica. En 2018 finalizó sus estudios universitarios en el grado de Farmacia. Luego cursó el máster en Nanociencia y Nanotecnología Molecular. En la actualidad, Díaz es doctorando y su tesis aborda la tecnología de impresión 3D orientada a la pediatría.
La investigación sobre la impresión de medicamentos en formato 3D es muy actual. Aproximadamente desde hace cinco años se llevan construyendo las plataformas de impresión. Así, Díaz apunta que «permite abrir un gran abanico de posibilidades ante la mejora de la calidad de vida de las personas que necesiten un tratamiento personalizado».
«La terapia individualizada tiene un papel más importante en la sección de geriatría y pediatría, debido a las diversas necesidades y características especiales de cada paciente», explica el investigador. La edad, el peso o el sexo son características que se han de tener en cuenta.
En España existen problemas derivados a la adherencia a los tratamientos que con la intervención de la impresión 3D se podrá disminuir. Esta dificultad se define como la manera en la que una persona se toma los cambios en su medicación en base a las instrucciones proporcionadas por profesionales de la medicina. Eduardo Díaz afirma que «se pasará a diseñar un comprimido del medicamento que contenga las dosis exactas en sus tomas diarias».
El doctorando aclara que «desde el equipo de trabajo se fabrican unas especies de pastas que poseen todas las particularidades necesarias que deben tener los fármacos». Esas sustancias se introducen dentro de una jeringa y luego pasa a la impresora, que se encarga de dosificar y realizar ese diseño tridimensional con todas las particularidades pertinentes. Por otro lado, el investigador explica que han patentado un sensor que va en una plataforma de impresión que ya existía. Con esto se refleja la idea de que la impresión en 3D persigue el objetivo de alcanzar un tratamiento individualizado, destinado por lo tanto a pacientes determinados.
«Una persona que pesa treinta kilos no puede recibir el mismo tratamiento que otra de setenta»
Gracias a la impresora que se encuentra en el departamento de tecnología farmaceútica, el equipo ha podido generar unos comprimidos muy pequeños destinados a los problemas de hipertensión en la planta de pediatría. «De otra forma no habría medicamentos disponibles en el mercado con las dosis necesarias para los más jóvenes», alega el investigador. Además, razona que una persona que tan solo pesa treinta kilos no puede recibir la misma cantidad de principio activo que otra que pese setenta.
Díaz recalca que «el principio activo seguirá siendo el mismo que el de las pastillas tradicionales», pero con este método se alcanzan los tratamientos individualizados debido a que la industria no es capaz de elaborar distintas dosis para diferentes individuos.
Añade que a la industria farmaceútica no le sale rentable arrancar una línea de producción para fabricar pocos comprimidos. Pero, por lo contrario, con la impresión tridimensional sería mucho más rentable. En cambio, la impresión 3D aún no está legislada. Aún se considera muy novedosa.
«La idea base del trabajo es producir dosis para jóvenes»
Su tesis se basa absolutamente en la impresión 3D, pero enfocado en la idea de crear comprimidos capaces de ser administrados en pediatría. Díaz insiste: «Producir comprimidos para las personas que aún se encuentran en desarrollo, es la idea base del trabajo».
En un futuro se conjetura que se implantarán las impresoras necesarias en hospitales y farmacias. De esta manera, se automatizará la producción de los medicamentos seleccionando los excipientes y la forma oportuna.